miércoles, 3 de agosto de 2016

Illdorian Filosangriento


Siempre preguntan por mi vida pasada, el motivo por el que me convertí en un Cazador de Demonios… no existe esa vida pasada, ya que la propia legión se encargó de borrar todo rastro de ella. Sacrificamos todo para conseguir el poder con el fin de acabar con ella, es lo único que importa, por ello mi “renacer” comenzó cuando me enfrenté a las pruebas para ser lo que soy…

Tras milenios arraigando en mi interior un odio más que profundo a la legión me enteré de la liberación de Illidan y donde se encontraba este, por lo que conseguí llegar a Templo Oscuro, donde muchos otros buscaban lo mismo que yo. Escuché sus historias y todas tenían el mismo problema, la legión acaba con todo lo que uno quiere y debe de ser erradicada. Me fijé en que la mayoría de los que había allí eran elfos de sangre, al principio era incómodo pero acabé viéndolos como mis hermanos con los que comparto un mismo destino.

Antes de realizar las pruebas me instruyeron en el uso de las gujas, en cómo moverme sigilosamente, con gran agilidad y precisión, y sobretodo en saber todo lo posible sobre los demonios, pero nunca me hablaron de las pruebas, de que las había ni que ocurría, hasta que te coge por sorpresa el momento de realizarla.

Acudí a la llamada de uno de mis maestros, me esperaba junto a un círculo de invocación, tenía que entrar en él y esperar ordenes, mi maestro llamó a un señor del terror, Tzalial, con el que luché, ya que solo uno de los dos podía salir con vida... podéis imaginar quien perdió, pero no lo duro que fué el combate sin contar con mis poderes. Este señor del terror es de bajo rango entre los tuyos, si hubiese sido uno más poderoso ni por asomo podría haberlo derrotado. La cantidad de compañeros que murieron en esa primera prueba era bastante elevada, pero no la única parte mortal de este proceso...

 Una vez derroté a Tzalial le abrí en canal, le arranqué el corazón y me lo comí, puedo asegurar que ni un pandaren hambriento se comería uno, no aportó ni una sola buena sensación, el sabor era horrible y según sentía como bajaba por mi cuerpo era como si mi propia carne se expandiese… y para acompañar bebí su sangre, no se como conseguí evitar vomitarla al instante, ya que ni un goblin intentaría vendertela para que la bebas. Y esto no era todo, cuando ya tenía la carne y la sangre en el estómago sentí al demonio dentro de mi, vivo y sabiendo todo lo que hacía, intentando controlar mi cuerpo, tenía acceso a todos mis recuerdos y podía utilizarlos en mi contra, produciéndose una lucha mental por mantener mi posición sobre él, en la que no permití que este ganase.

Cuando tenía controlado al demonio en mi interior canalizaron magia vil sobre mi, según decían mis maestros esto haría que su alma y la mia se fusionasen en una misma, el dolor que se sufre es indescriptible… ni se puede recordar todo, ya que hasta llegué a perder el conocimiento momentáneamente. Acabé despertándome al sentirme invadido por visiones de la legión, veía todo lo que había vivido Tzalial, todos los mundos arrasados por la legión, como dejaban todo tras su paso, no importaba lo duro que fuese lo que me mostraba, tenía que verlo todo ya que incluso al cerrar los párpados seguía viéndolo todo… y acabé cediendo, no podía aguantar tal tortura hasta el punto de arrancarme los ojos para dejar de verlo. Por supuesto caí inconsciente y me salvaron a tiempo, no se cuanto tiempo estaría durmiendo.

Al despertar todo era diferente, ya no me atormentaban las visiones, no podía verlas…. ni tampoco podía ver, estaba ciego y todo era distinto para mi, sentía como mis otros sentidos se agudizaban y me entrenaron para poder luchar en mi nueva condición. Estos no eran mis únicos cambios, noté como había cambiado la textura de mi piel, no parecía la mia, habían crecido mis colmillos y unos cuernos demoniacos. Los que habíamos conseguido sobrevivir nos hicimos los tatuajes, estos nos ayudarían a canalizar nuestro nuevo poder y a contener a nuestro demonio interior. Aprendí a utilizar la visión espectral, empezaba a sentir como si pudiese ver… de un modo que nunca había podido, puedo sentir auras mágicas, a los vivos y a los muertos a mi alrededor, algo que me costó un tiempo acostumbrarme.

Tras un tiempo ya era oficialmente un Cazador de Demonios, por lo que ayudé con el resto de los iniciados hasta que me mandaron ir a Mardum, el resto de la historia ya la conoceréis...


Escrito por Marther