lunes, 4 de julio de 2016

[Sphere] Kun-Liang Ming: Un nuevo sueño

La taberna estaba a rebosar, rozando el límite de su aforo, como prácticamente cada noche. Al encontrarse en un punto fronterizo y ser la única taberna situada en varios kilómetros a la redonda eran muchos los viajeros que iban y venían a diario y muchos lo que se quedaban  para hacer noche y coger fuerzas para continuar con su viaje a la mañana siguiente.

También eran muchos los aldeanos a los que les gustaba pasar largos ratos tomando alguna que otra cerveza para calmar su sed en los días calurosos, y estos últimos estaban siendo de esos días en los que apretaba bastante el Sol.

A Kun-Liang le gustaba su trabajo, disfrutaba con él, no obstante era algo que habían estado ejerciendo en su familia y transmitido de generación en generación y Kun gozaba y se divertía con ello.

Ver sonreír a sus clientes tras saborear una de sus jarras de cerveza proveniente de su propia destilería, contando historias entre trago y trago y disfrutar de las delicias que salen de los incansables fogones de su cocina, manjares de los que ya se ha oído hablar por los alrededores y que muchos son los caminantes que además vienen a probar exclusivamente cualquiera de estas exquisiteces, es lo que le daba vida a este pandaren.

Muchas son las historias que se cuentan en una Taberna, Kun sabía que algunas podían ser ciertas, pero que otras podrían estar exageradas o distorsionadas al ir pasando de boca en boca, aun así le gustaba escucharlas e imaginarse allí siendo uno de esos aventurero y vivir todas aquellas historias aunque algunas parecían que provenían de otros mundos.

A menudo la imaginación de Kun se desbordaba, sabe que otro lugar más impresionante que la hermosa selva de bosque se Jade donde ha crecido no va a encontrarse, ni con mejores vistas, pero la idea de emprender un viaje de aventuras y descubrir otros mundos le atraía, aunque cuando volvía a poner los pies sobre la tierra, esa tierra que también era viajera, se le quitaba del pensamiento, él se debía a sus clientes, al fin y al cabo este era su trabajo y este trabajo era su vida, la única vida que había conocido.

El negocio no era muy grande, aunque el pandaren se las había ingeniado para colocar hasta cinco mesas bien dispuestas en su salón de manera que pareciese un lugar bien desahogado y junto a la buena decoración del mismo, un sitio muy acogedor.
 - ¡Eh Kun!, pon otra ronda de cerveza en mi mesa. - Le decía un comerciante que ya se había convertido en asiduo cliente pues la Aldea Binan estaba dentro de su ruta habitual  y esta era parada obligatoria en su itinerario.
 - ¡Enseguida!.- Contestaba el tabernero, siempre presto a servir a sus clientes. –
 - Lo he visto con mis propios ojos, esa bola brillaba con mucha fuerza, incluso puede cegarte si la miras fijamente, vi como empujaba hacia atrás a cinco Hozen a la vez desplazándolos mas de 20 metros. - Narraba otro viajero sentado a la mesa contigua donde Kun se disponía a servir.
 - Bolas brillantes con mucha fuerza. - Murmuró Kun al oír esto. - Menuda tontería... y siguió con su trabajo sin dar mayor importancia.
 - Esos forasteros no son de fiar, ya han quemado varias aldeas y me han dicho que les han visto no muy lejos de aquí. - Comentaba otro cliente pandaren con semblante preocupado a sus compañeros de mesa.
Kun Laing escuchaba mientras servía incansable en una u otra mesa e incluso a veces se animaba a participar en alguna tertulia cuando esta cogía un matiz interesante.

Esta noche había sido una de las más largas, el ambiente de preocupación en la aldea por la llegada en masa de extranjeros, los saqueos sufridos en aldeas vecinas y sumado a los problemas habituales que venían teniendo había hecho que la mayoría se los aldeanos se concentraran en ese punto de encuentro, unos para comentar la situación y otros buscando escuchar algo que fuera tranquilizador.

Era ya más de media noche cuando Kun terminaba de recoger y echaba el cerrojo a la puerta de su negocio.
Esa noche no había podido descansar como le hubiera gustado, pues tras los últimos acontecimientos y todo lo escuchado la noche anterior la situación era más que preocupante.

Como cada mañana el tabernero salió bien temprano para hacer su rutinario paseo, recoger algunas hierbas olorosas para aderezar sus guisos y sus minutos de meditación diario que le gustaba hacer frente al lago, en un lugar estratégico mirando en dirección al Bosque de Jade que le permitía tener algunas vistas o imaginarlas tras las altas montañas que se alzaban al otro lado del lago.

De regreso, cuando se acercaba a la aldea pudo ver como algunos destellos de tonos rojizos y anaranjados marcaban el horizonte, no podía ser obra del Sol ya que este se estaba poniendo  a su espalda, comenzó a acelerar el paso temeroso y a medida que se acercaba al poblado esos destellos iban cobrando cada vez más fuerza. Corrió todo lo que pudo cada vez más convencido de que lo que encontraría l llegar sería una tragedia, y así fue, los aldeanos corrían sin parar de un lado para otro cargados con cubos de agua o con cualquier otro recipiente que sirviera para tal fin sin saber hacia dónde acudir primero ni que incendio sofocar. La desesperación y el caos era tal que ya algunos habían desistido quedando arrodillado frente a sus casas en llamas con las manos tapando sus caras y con la cabeza entre sus piernas intentando ahogar sus gritos y sus lágrimas de angustia mientras que otros seguían intentando neutralizar cualquier foco de incendio, aun a sabiendas que ya poco se podía hacer.

Kun Liang quedó paralizado, ahí frente a sus ojos se encontraba su negocio, envuelto en llamas, en unas décimas de segundos pasó por su mente toda su vida, todas sus vivencias y todo el esfuerzo con el que había conseguido levantar su amada taberna. Todo ya carbonizado...
Cuando todo terminó, después de varias horas, Kun se arrodilló frente a los restos que quedaban de su cantina, cogió un puñado de cenizas y lo guardó en uno de los pequeños sacos que llevaba destinados a guardar hierbas. Se juró a si mismo que cueste lo que cueste y pase el tiempo que pase, haría lo que fuera necesario e iría donde tuviera que ir hasta conseguir volver a levantar una nueva taberna.

A partir de este momento este sería su sueño y luchará por él.

Escrito por: Helania