miércoles, 5 de agosto de 2015

Serie de Alice y Brandon (2.0) parte 3 y 4 - Ira y Negociación

Ira.

- ¿Será posible que nadie me entienda? ¿Será posible que no haya ni una sola persona sobre la faz de Azeroth capaz de comprenderme, de entender que es lo que quiero? ¿En qué estaría yo pensando cuando se me ocurrió confiar es ese mercenario?

Alice se repetía una y otra vez incansablemente estas mismas preguntas mientras sin darse cuenta y como por inercia se adentraba en la espesura de aquel bosque, cada vez más sombrío, y que parecía que extendiera sus brazos para cobijarla en su regazo.

Tan absorta estaba en sus pensamientos que ni se dio cuenta que había caído la noche, el cielo quedaba oculto por la frondosidad de la arboleda y el camino cada vez más angosto se iluminaba únicamente por el brillo de sus verdes ojos, unos ojos que no podían albergar dentro de ellos mas ira.
De repente en mitad del camino la bruja vislumbró una sombra, a medida que sus pasos le acercaban a ella, esta  sombra parecía tomar forma y cuando tan solo se encontraba a dos metros la sombra se había convertido en la figura de un humano.

- Vaya, vaya... Salid chicos y mirad que regalo nos han traído los Dioses.

Alice detuvo sus pasos al oír hablar al humano y una sonrisa maléfica se dibujo en sus labios.

- Apartad de mi camino. - Dijo la bruja impasible.

- Vamos, no tengas miedo, ¿Qué haces tú sola a estas horas y por estos caminos? Ven conmigo, esto va a ser divertido.

- ¿Nos buscabas? ¿Tenias ganas de pasar un buen rato? - Esta vez las preguntas sonaron a su espalda por parte de otro de los bandidos.

- Aparta de mi camino. -Repitió la bruja sin percibirse en ella el más mínimo pestañeo.

Súbitamente se vio rodeada de una decena de hombres, que la miraban deseosos y haciendo gestos nada agradable para la bruja, uno de ellos la agarró fuertemente del brazo enseñándole una daga apuntando a su cuello de manera amenazante.

- Si te portas bien tal vez te dejemos salir con vida de aquí. - Esta vez la voz provenía de su derecha.

- Bien, eso era todo lo que necesitaba oír. - Dijo Alice con un murmullo casi imperceptible y volviendo a sonreír con malicia. - Preparaos si lo que queréis es que os haga pasar un buen rato y que os haga subir vuestra temperatura corporal.


Alice comenzó a concentrarse y un aura entre dorada y rojiza se empezó a formar alrededor de su cuerpo haciendo que todos los bandidos dieran un paso atrás, la sonrisa de la bruja se volvía cada vez más perversa  mientras su cuerpo cada vez mas parecía estar envuelto en llamas.
Un grito ahogado de rabia y de ira salió de la garganta de la bruja haciendo enmudecer el bosque por completo, incluso el sonido del frotamiento repetitivo de unas hojas y ramas con  las otras producido brisa de la noche parecieron detenerse.
Los verdes ojos de la bruja se tornaron  anaranjados segundos después de que empezaran a salir rayos de fuego de su mano, lanzándolos con rabia hacia cada uno de los bandidos que la rodeaban, por el efecto de las continuas llamaradas que lanzaba sin cesar.



Uno a uno iban cayendo fulminados al instante por la dureza con la que las bolas de fuego que se estampaban en el pecho de cada uno de sus raptores a una velocidad insólita.
Era imposible escapar, y en tan solo pocos minutos  la hermosa figura de Alice  regresaba a la normalidad viéndose rodeada de cenizas y cuerpos calcinados.

- Teníais razón, ha sido divertido.. .- Dijo Alice tras un breve vistazo a la escena que había creado delante de sus ojos.

Alice por fin había conseguido aplacar su ira y su pensamiento volvió a centrarse en la memoria y en el recuerdo de James siendo entonces cuando el silencio de la noche volvió a romperse por el llanto desconsolado que por fin logró sacar de su garganta.

Su llanto se quebró al oír en el cielo lo que parecía aleteos una bandada de cuervos que se acercaba a ella. Levantó la vista, respiró profundamente llenando sus pulmones con todo el aire que podían albergar y abrió los brazos para darles la bienvenida y entonces fue cuando vio a lo lejos, en la cumbre de una pequeña loma la silueta de Brandon observándola

- ¿Qué demonios.., no se cansará de seguirme?

La pregunta de Alice quedó en el aire cuando su atención se centró en uno de los cuervos que se apoyaba en su hombro y acariciaba su mejilla pasando repetidamente el pelaje de su diminuta cabeza por esa zona, la bruja movió su cabeza imitando el gesto del ave como agradecimiento, los ojos de ambos se encontraron permaneciendo así por algunos segundos como si se entendieran con la mirada y acto seguido el ave levanto el vuelo llegando a perderse de vista confundiendo su silueta con el negro cielo.



Escrito por: Helania y Vandante


Negociación.

Alejando sus pensamientos del mercenario la bruja recordó que cerca de allí vivía un viejo conocido, nigromante, y su corazón comenzó a galopar con fuerza con la idea de.. Si pudiera conseguir el cuerpo de James.. tal vez.. podría devolverlo a la vida.. aunque solo pudiera ser por unos minutos y decirle tantas cosas que no pude..

Recordó también que Clinshor, pues así se llamaba el nigromante, era a su vez un viejo conocido de Raymond. Pero eso no supondría ningún inconveniente, más bien todo lo contrario. Sería una ventaja para poner sus planes en práctica. Siempre había estado a su servicio y seguro que por una buena suma de oro llevaría su recado y, a la vez, éste obtendría el reconocimiento y agradecimiento del brujo por desvelarle su paradero. Doble recompensa, no podría negarse y ella conseguiría su objetivo.


Tras una larga jornada de camino Alice pudo ver por fin la pequeña senda que conducía a aquella cueva. No pudo evitar estremecerse al recordar cuantas fueron las veces que recorrió aquel pequeño camino angosto junto a Raymond, en su juventud, cuando era casi una cría ingenua, en esa época que ella confiaba ciegamente en su maestro, accediendo a todos sus deseos, sus caprichos... solo por el agradecimiento que sentía a que alguien tan poderoso hubiera puesto sus ojos en ella y la tomara como única aprendiz. -Nunca llegaré a saber por qué.. -Pensó.., recordaba todo lo que había aprendido a su lado,  todas sus enseñanzas y todos sus métodos haciendo que esto aun le estremeciera más y sintiendo como si su sangre comenzara a bullir palpitando dentro de sus venas. Nunca imaginó en aquel tiempo que estaría aquí y ahora deseando su muerte..
Obviamente no conocía absolutamente todos los secretos de Raymond, pues afortunadamente decidió dejar de seguirlo cuando tomó conciencia de que no compartía con él sus fines y mucho menos estos justificaban sus métodos.

-Raymond tampoco conoce ya los míos.. -murmuro Alice a la vez que asentía con rotundidad y confianza.

Una leve risa escapó de sus labios al recordar la cara del viejo unos días antes, cuando esta le contaba sus planes y le pedía su ayuda.

- ¿Pero estas segura que quieres eso?. -No paraba de repetir una y otra vez incansable el viejo escuálido nigromante, aunque en sus facciones lo que más destacaba eran sus redondos ojos saltones, en ese momento resaltaban aun más si cabe, ya sea por la sorpresa de ver a Alice después de tanto tiempo, por la petición que le estaba realizando o por la osadía de sus planes. -Yo haré lo que me pides, pero no me hago responsable. No me hago responsable de lo que pase a partir de ahí.... -Repetía continuamente la última frase mientras cruzaba la sala de lado a lado con los brazos cruzados a su espalda y negando con su pequeña cabeza, algo  desproporcionada con el resto de su cuerpo y cosa que a Alice no dejaba de parecerle divertida.

- Es todo lo que necesito, amigo. Lo que pase luego ya es solo cosa mía. Para bien o para mal yo sola seré la responsable.


Avanzaba por esa senda recordándolo y llegando al lugar de encuentro acordado, apartando con sus pies ya cansados y ayudada por su bastón las pequeñas matas y malas hierbas que habían crecido por el abandono del lugar y por la falta de transito del mismo hasta encontrarse junto delante de la gruta que buscaba.

Altos matojos camuflaban de forma caprichosa la pequeña entrada de la guarida. Alice los apartó con la mano y tras pasar a su interior y acomodar sus pupilas a su penumbra  pudo comprobar que numerosas antorchas seguían en el mismo lugar en el que ella las recordaba, haciéndolas arder con un leve chasquido de dedos.

En tan solo unos segundos la gruta estaba completamente iluminada. Vio un viejo banco de madera degradado por el paso de los años y polvoriento, en el que decidió sentarse a esperar, no sin antes sacudirlo. Sentada desde aquel lugar estratégico podía controlar con la mirada toda la estancia y sobre todo la entrada, que era lo que más le interesaba, sobre el suelo aun quedaban restos de pergaminos, la portada de algún libro de a saber que temática y cristales rotos, seguramente de viales o tubos de ensayos.

Alice no dejaba de mirar hacia la entrada instintivamente, .- Espero que no tarde.- Se repetía la bruja. Y que Clinshor haya cumplido con su cometido.
Su deseo no tardó en cumplirse. De repente la poca luz que se filtraba a través de la entrada se eclipsó por la figura del brujo que tuvo que inclinarse un poco para traspasar ese umbral. Alice dio un salto de su asiento y de repente ambos brujos se encontraban a escasos metros de distancia, de pié y el uno frente al otro.

-Nunca dejas de sorprenderme, Alice. -Dijo por fin Raymond rompiendo el incomodo silencio.- ¿Por qué has elegido este lugar para nuestro encuentro? ¿Acaso te trae buenos recuerdos? -La sonrisa que dibujó Raymond en sus labios tras la última pregunta hizo que Alice llegara a sentir nauseas, cosa que no evitó mostrarle.

El gesto de la bruja hizo que este rompiera en una sonora carcajada.

- Sigues siendo igual. Sabes cómo hacerme reír en el momento más inesperado y cuando nadie más puede o sabe hacerlo.- continuó diciendo el brujo.

-¿Has traído lo que te he pedido?.- Dijo la bruja sin andarse por las ramas.

- No tan deprisa.. ¿Cómo te has atrevido a venir hasta aquí sola? ¿Por qué has venido sola, verdad? ¿No temes que te mate?

- Sí, he venido sola. Pero seguro que eso ya lo has comprobado. Y morir ahora, que me mates, es el último de mis temores. ¿Te crees que me importa? Y sí... Es muy posible que me mates, pero lo único que conseguirás es atormentarte el resto de tus días.. Y lo sabes..

El gesto de Raymond se torció después de las últimas palabras de Alice

-Tan segura de ti misma como siempre y..

- ¿Has traído lo que te pedí?. -Volvió a preguntar la bruja sin dejar que este terminara su frase.

- Por supuesto.. - Chasqueó los dedos y uno de sus secuaces entró a la cueva portando un pequeño cofre que tendió hacia las manos del brujo.

- ¿Que.. es... eso..? .- Dijo Alice tartamudeando y temiendo de que se podía tratar.

- ¿Te crees que soy tan estúpido de matar primero a tu amado y después regalarte su cuerpo para que le devuelvas la vida y volváis a ser felices?

La risa del brujo se metió en sus oídos y parecía que rompía sus tímpanos por como retumbaba en su cabeza

Las manos de Raymond abrían el cofre mientras hablaba y asía entre ellas pequeños puñados de cenizas esparciéndolas por el suelo y soplando el último de ellos en dirección a la bruja, delante de los ojos atónitos de Alice que sentía como todas sus esperanzas de recuperar a James se esfumaban junto a todas esas cenizas.

Un nudo se le formó en la garganta que intentó deshacer con un grito de furia a la vez que un sin fin de rayos y haz de fuego salían despedidos de las palmas de sus manos en dirección al brujo, este había creado una barrera mágica alrededor de su cuerpo , pero esta  estaba a punto de romperse por la dureza con las que chocaban sobre ella las bolas de fuego que Alice seguía lanzando incansable y cada vez con más fuerzas.

De repente una decena de brujos cruzaron el umbral poniéndose de escudo delante del brujo y atacando a la bruja. Cada vez que acababa con uno de ellos entraban tres más a la cueva y Alice no podía evitar ir cediendo cada vez más terreno, hasta topar su espalda con la pared de aquella caverna. Pero esto no le hacía flaquear ni un segundo y dándose impulso, haciendo chocar su espalda contra con ella, saltó con gran agilidad hacia sus oponentes, llevándose por delante a dos más y poniéndose de nuevo frente a Raymond. Cuando éste intentó asirla del brazo todo a su alrededor se ensombreció. Los sonidos de lanzamientos de hechizos quedaron enmudecidos por graznidos de cuervos que invadieron la gruta rodeando a todos los brujos y formando una nube  negra que los cubría, cegándolos por completo y paralizándolos.

Alice no daba crédito a la escena que estaba contemplando delante de sus ojos. Aunque solo fue por unos minutos pues a continuación todo se llenó también de humo. Lo último que logró ver antes de salir de allí fue el rostro de Brandon frente al suyo segundos antes de sentir como su mano la rodeaba por la cintura y como su brazo la alzaba, como sus pies se separaban del suelo y como la sacaba de allí y la llevaba a un lugar seguro..


Escrito por: Helania y Vandante