El aire estaba cargado y rugidos de orcos se escuchaban en
las profundidades de las inmensas salas. Cada vez más próximos se escuchaban
los andares de los. Mientras él mantenía la mirada en el techo de la sala
pensando en cómo sobrevivir, los aprendices se mantenían en guardia y en
silencio dejándole tiempo para su reflexión.
-Esto… ¿Akuo? -. Se atrevió a preguntar uno de
ellos, preocupado por la situación.
-No te preocupes -. Respondió el guerrero.- Yo me encargo a partir de ahora.
Vosotros despejadme el camino hasta la salida. Daos prisa -. Señaló hacia el
lugar y, desenvainando su espada, clavó la mirada en los enemigos que cargaban
mientras los aprendices huían.
Tras varias horas de combate, Akuo volvió a la zona segura,
dónde se encontraban tanto los aprendices como Sharr y Ephdel. Su espada estaba
mellada, su escudo agrietado y toda su armadura daba grandes indicios de haber
sido golpeada y cortada en varias ocasiones por múltiples enemigos. Por las
marcas de los cortes podía verse que caía algo de sangre, al igual que de las
abolladuras más profundas de su armadura.
-¡Has vuelto a hacer una estupidez!… ¿Cuánto crees que durarás
actuando de ese modo?-. inquirió el caballero de la muerte con un tono de voz
bastante fuerte casi hasta amenazante.
-Si no hacía esa “estupidez” tendría que haberlos protegido
al mismo tiempo que luchaba y que huíamos. A decir verdad me pareció lo más
sensato ya que ellos aun no saben luchar del todo bien… De ese modo todos están
a salvo y solo yo he salido un poquito herido… Hemos conseguido avanzar un poco
más.
Tras decir eso se sentó junto al a pared y comenzó a
quitarse a armadura pieza por pieza hasta quedarse con una cota de malla que le
cubría hasta los pies observando el
estado de la armadura y las veces que ha tenido que hacerse con nuevas o
reparar las suyas por el desgaste de las incontables batallas que ha tenido que
librar en la torre.
-Bien, lo he decidido. -Dijo mientras se levantaba.- No
puedo seguir con esto así. Las armaduras siempre se quiebran y desgastan
durante una batalla, y no puedo luchar constantemente porque su carga mágica se
agota o porque simplemente se destrozan. Los enemigos de esta torre son
realmente poderosos y necesito un método
para combatirlos por un largo tiempo. Además, en los niveles superiores hay aun
más peligros que en los niveles inferiores.
-¿Y entonces que harás? -. Replicó el caballero de la muerte
mientras escuchaba a Akuo.
- Iré al nivel de Karazhan. Allí podre echarle un vistazo a
los libros de invocaciones del profeta. Tengo una idea -. Sonrió el guerrero
confiado y decidido-. ¿Querríais venir conmigo? Puede que encontréis algo útil
vosotros también.
Tanto Ephdel como Sharr se miraron mutuamente y asintieron
confiados.
-La verdad es que hace tiempo que quiero visitarlo -. Dijo
la chica-. Frente a la puerta de esa sala capto algo que es muy suave. ¡Me
interesa!
-Está bien. Iremos. Así, de paso, podremos comprobar si
puede ser utilizable a la hora de entrenar a los nuevos -. Asintió el caballero
de la muerte.
Escrito por: Akuo