lunes, 24 de agosto de 2015

Akuo Blackwood (2.0) - El objetivo

La batalla era encarnizada, los tres compañeros combatían desesperadamente por sobrevivir a este gran enemigo. Las fuerzas de éste no les dejaban salir de la habitación y les atacaban sin parar. Por todos lados aparecían elementales invocados por el mago inigualable. Sus poderes no se debilitaban lo más mínimo y el grupo continuaba combatiendo, intentando abrirse paso ante ese final. Se negaban a aceptarlo y no se rendirían jamás. Fue en ese momento cuando Aran, convencido de su victoria, golpeó con el bastón el suelo, alegando que ese combate se había acabado y preguntándoles cuál era la mejor manera que se les ocurría para morir en ese lugar.

-¡Os concederé la muerte que deseéis. Ya estáis en vuestro límite y no podréis contra mis poderosas invocaciones! -. El fantasma rió descaradamente delante del grupo.

-¡Una sombra de esta torre como tú no podrá con nosotros! Somos los guardianes y protectores de la torre y miembros de la Orden Eterna. Jamás podrías derrotarnos -. Escupió hacia un lado el guerrero mientras se incorporaba apoyándose en su espada mellada.

El mago miró fijamente a los ojos del hombre esperando ver desesperación y confirmar que lo que decía era solo palabrería.

-Sólo eres un esbirro de mi hijo que vino aquí a torturarme, pero no os lo permitiré. ¡Me he cansado de sufrir por toda la eternidad! ¡Os destruiré aquí y ahora! -. Gritó la sombra y comenzó a canalizar una gran cantidad de energía arcana mirando directamente hacia Akuo que se plantaba en pie frente a él.

-¡Muere! -. Una gran bola de energía arcana se dirigió hacia el guerrero amenazante, dispuesta a acabar con su vida y la de los demás miembros del grupo. Una vez los alcanzase, no dejaría más que polvo y cenizas, y se aproximaba más y más inexorablemente. Sin embargo el guerrero no se movía de su posición ni aparentaba prepararse a hacerlo. ¿Planeaba recibirlo con su propio cuerpo?

Fue entonces cuando, a pocos metros de alcanzarlo, el hechizo se deshizo por completo esparciéndose en el aire y cubriendo la sala en un estado inofensivo. El mago se sorprendió y al mismo tiempo le entró miedo al presenciar lo que acababa de suceder con el hechizo en el que había invertido tantísima magia arcana y con el que esperaba acabar de un solo golpe con los intrusos. Busco al culpable con la mirada y encontró, un poco alejada de la batalla, a Sharr con las palmas de las manos mirando una hacia la otra y recitando unas palabras.

-¡¿Así que has sido tú?! ¡Maldita!-. El mago dirigió en ese mismo instante a todos los elementales y aberraciones arcanas que había invocado hacia la chica para acabar con ella en un primer lugar.

Ephdel apareció como un relámpago delante de la joven alzando su espada en el aire con  la punta apuntando hacia el techo. Cubrió su arma de hielo rápidamente y acto seguido, justo antes de que los elementales y abominaciones arcanas pudiesen alcanzarlo, la clavó en el suelo, congelando a todos y cada uno de los enemigos sin distinción, fueran hechos de magia, fuego, tierra, agua o viento.

 Todos fueron atrapados en la escarcha de la hojarruna del caballero de la muerte.

-¡¿Qué habéis hecho?! -. El mago, confuso y alterado, empezó a lanzar fogonazos aleatorios a los miembros del grupo. Eso provocó que pudiesen esquivarlos fácilmente sin exponerse.

-Simplemente derrotarte. Y no es la primera vez que lo hacemos. Pero claro, tú no eres más que una ilusión que aparece y desaparece una y otra vez para que la derrotemos. Ya estamos acostumbrados, aunque sigues siendo poco más que una completa molestia-. Dijo el caballero alzando su espada del suelo y señalando con la misma al fantasma.

– ¡Somos los guardianes de esta torre y miembros de la Orden Eterna!¡Y te derrotaremos una y otra vez, no importe cuantas veces aparezcas! ¡Nosotros y nuestros alumnos te devolveremos a las profundidades de la torre sin importar lo que pase! -. Gritó el guerrero mientras Sharr dirigía un ataque hacia el mago para obligarlo a protegerse consiguiendo que bajase la guardia. Entonces Ephdel apareció a su espalda, dándole un tajo con su hojarruna de escarcha y, para terminar, Akuo saltó con su espada, imbuida en hielo, sujeta con ambas manos para clavársela en la cabeza al fantasma, logrando que quedara congelando y posteriormente desapareciera.

-Bien. Será mejor que volvamos. Esto nos ha retrasado demasiado -. Dijo el caballero de la muerte una vez desaparecieron los enemigos.

-Sí, estoy de acuerdo Ephdel. Ya tengo a por lo que veníamos. Gracias por acompañarme -. Sonrió sincero el guerrero con el libro ya en su propiedad.

-Yo querría quedarme un rato más… -. Dijo la chica por todo el maná allí reunido que revoloteaba a su alrededor con una sonrisa de alegría.

-Prometo que volveremos. Mientras tenemos cosas que atender. Hemos dejado desatendidos a los críos demasiado por esta aventurilla. ¿Vale? -. Dijo el joven mientras acariciaba la cabeza de la deshacedora de hechizos.

-Está bien, que os veo cansados-. Sonrió la chica contenta de que sus compañeros estuviesen bien.


-Venga, en marcha. Aún nos queda un largo camino de vuelta -. Dijo Ephdel para que tanto Akuo como Sharr se apresurasen.

Escrito por: Akuo