martes, 19 de mayo de 2015

Carsnten Strang - Espada en prácticas (2.0)

 Lo único que se podía vislumbrar en una noche tan oscura era el brillo de la luna sobre el mar antes de ser tapada por algunas nubes. Un joven cachorro de mar cruzaba en silencio la cubierta de un barco y subía en un bote. Tenía el pelo largo y de color tan negro como la noche, una barba sin afeitar varios días, vestía una chaqueta roja en el exterior y azul por el interior y bajo esta una camiseta blanca desabrochada, unos pantalones negros bastante ajustados y las botas altas típicas entre los marineros.



 Al poco un mono con un sombrero, el cual se movía con gracia por el barco, se acercó al joven dándole un mapa y una bengala. El mono tenía el pelaje negro y era prácticamente uno más en el barco, tenía una gran afinidad con Carsnten, por lo que este solía aprovecharlo para que le haga favores como el actual. Le habían enseñado a jugar a todo tipo de juegos de cartas, dados... e incluso hacía de trilero.

-          Bien hecho Blackjack, ahora tienes que evitar como puedas que descubran mis planes antes de tiempo – El joven Strang le dió un plátano antes de bajar con el bote al mar – Pronto verás mi señal, acuérdate de la carta. – Tras esto el joven empezó a remar silenciosamente.

 Poco a poco se alejaba del Rayo, un barco corsario de pequeño tamaño pero muy eficaz para abordajes, huir o infiltrarse en el silencio de la noche. Nunca se había sentido tan vivo como en la cubierta de ese barco, sin duda había descubierto su vocación, un lugar en el que su modo de ser sería una ventaja, y no desperdiciaría tal oportunidad. El ritmo cardiaco del joven aceleraba según se acercaba a su objetivo, un fuerte que defendía una población el cual había sido tomado por piratas para poder saquear la ciudad colindante. Dentro del barco estaba Robert McAllan, el capitán, discutiendo la táctica para liberar el fuerte sin percatarse de las intenciones del muchacho, sin duda se enfadaría al enterarse de lo que ocurre pero vería de buen grado las aptitudes del muchacho… si todo salía bien. Carsnten estaba cansado de que le siguiesen tratando como un cachorro de mar, por mucho que lo fuese, y lleno de la valentía juvenil , la cual se podría considerar locura, decidió conseguir el solo vía libre para sus compañeros y así labrarse un nombre.

 El pequeño bote llegó sin ser descubierto junto a las rocas del fuerte, no podía dejar que se perdiese, los botes del rayo están muy cuidados y son de mucha calidad, por lo que sería caro reponerlo. El cachorro de mar amarró bien el bote a unas rocas y se dispuso a revisar bien la altura de la torre por la que pensaba subir, fijándose en posibles agarres para su gancho de abordaje. Con la de veces que había escapado y vuelto a casa sin que nadie se enterase sería fácil escalar ese muro. Podía solventar la altura de la torre lanzando una única vez el gancho, por lo que lo ondeó y lo lanzó hacia su objetivo, consiguiendo engancharlo a la primera. Empezó a escalar el muro utilizando la cuerda del gancho, tenía callos en las manos de utilizarlo por lo que no sufría mucho, subía sin hacer ruido y con cuidado de que nadie pudiese verle. Mientras ascendía pudo reconocer la silueta del Rayo en el mar, el cual no había cambiado de posición, todo un alivio que le animó a seguir subiendo. Cuando le quedaba poco para terminar la escalada pudo comprobar que en el patio del fuerte estaban reunidos muchos piratas montando una fiesta, seguramente con todos los víveres que había en el almacén del fuerte. Cuando consiguió alcanzar la cima se sentía totalmente satisfecho, nadie le había visto y tenía libre la entrada superior de esa torre.






 Bajó por la trampilla de la torre intentando que esta sonase lo menos posible, ningún pirata esperaba bajo esta. Estaba de suerte, la poca luz de la luna que se colaba dentro de la torre era suficiente para poder moverse dentro de esta. Sacó el viejo mapa y lo revisó para recordar el camino que debía de seguir, tenía que evitar los posibles puntos de guardia y llegar a la palanca que baja el puente levadizo, si lo conseguía sus compañeros cantarían sobre él por su hazaña. Empezó a descender por la torre, los primeros diez minutos de trayecto fueron sencillos, los únicos piratas que se había encontrado estaban durmiendo tras una buena borrachera. Su objetivo tenía que estar cerca, aunque empezaba a temerlo ya que algunas salas por las que había pasado tenían una función distinta a la que mostraba el mapa. Tras cruzar una puerta y empezar a descender unas escaleras sintió un repentino golpe en la nuca y todo lo que veía se sumió en tinieblas.

 Cuando recobró la consciencia dos piratas le arrastraban hacia el calabozo, Carsnten intentó arrebatarle la pistola a uno de ellos con un rápido movimiento, pero se dieron cuenta yo le dejaron alcanzarla, mordiéndose el joven su labio por la frustración. Le tiraron dentro de un calabozo junto a otros prisioneros y le encadenaron una mano a la pared, ya que el resto de argollas estaban ocupadas. Al irse los piratas sonrió mientras los demás prisioneros le miraban, eran guardias del fuerte y sentían curiosidad por el muchacho. Carsnten sacó la lengua mostrando una llave, se la había quitado a uno de los piratas al fingir que quería coger la pistola.

-          ¿Quién eres chico? – Le preguntó uno de los prisioneros, posiblemente el de mayor rango entre ellos por la indumentaria que portaba, por la delgadez de sus pómulos debían de llevar sin comer desde que llegaron los piratas - ¿Qué haces en este lugar?
-          Mi nombre es Carsnten Strang, y estoy de prác…. soy de los Espadas de la Tormenta. –Sonrió de medio lado mientras se liberaba y empezaba a liberar a los demás prisioneros, en este tipo de fuertes no solían gastar mucho en distintas cerraduras – Y estamos aquí para liberaros y echar a estos sucios piratas, nuestro barco está cerca y… están esperando a que baje el puente levadizo.
-          ¿El puente levadizo? Nosotros sabemos dónde se encuentra la palanca del puente y estamos en deuda contigo, te llevaremos hasta allí. – Confirmó mirando los gestos de los demás guardias – Seguramente habrá pocos piratas por el camino y guardan nuestras cosas en los cofres que hay al salir del calabozo.
-          El guardia que hay fuera está meando en un cubo –dijo Carsnten mientras miraba por un hueco de la puerta – Si abro la puerta de golpe y nos abalanzamos sobre él conseguiremos recuperar nuestras pertenencias y nuestra libertad. –Miró a los prisioneros comprobando que estaban preparados – ¡Aaaaaaaaaaaahora!



 El muchacho abrió la puerta de golpe, la cual soltó astillas por el impacto. El pirata no se lo esperaba, quedándose sin tiempo para reaccionar y muriendo bajo la paliza que recibió por parte de los guardias. Todos recuperaron sus armas y utensilios, Carsnten incluido, y sonrieron al verse fuera de la mugrienta celda. Escoltaron al cachorro de mar atravesando cada sala y pirata por la que pasaban, el estado del interior de la torre era deplorable, todas las paredes tenían mínimo manchas de vómito. El zagal pudo comprobar por una ventana como el Rayo se estaba acercando, a estas alturas Robert debería de haber leído la carta que escribió Carsnten y le dio a Blackjack para que se la entregase al pasar cierto tiempo.  Cuando consiguieron alcanzar la palanca Carsnten utilizó la bengala de color verde que usan los Espadas para dar la señal de continuar con lo planeado, y tras esto le contestaron desde el barco con otra señal. Carsnten accionó la palanca y el puente levadizo descendió hasta el suelo, dejando la entrada libre. Los piratas que había dentro del castillo comprobarían en sus carnes la furia de la tormenta.


Escrito por Marther