Las animadas calles de Forjaz
pasaban por sus peores momentos, pocos se atrevían a ir solos y la tensión
inundaba la ciudad. El rey Magni descansaba en las antiguas cavernas bajo la
capital enana, convertido en diamante por un ritual fallido. Nadie se esperaba
la llegada de Moira junto a los hierro negro, la cual por derecho de sucesión
tomó el trono como regente. El toque de queda impuesto por Moira junto al
aislamiento de la propia ciudad no auguraba nada bueno.
Los pasos de Gronbel resonaban
por cada calle que caminaba. Por aquel entonces despreciaba al resto de clanes
enanos, al igual que le disgustaba totalmente estar en esa ciudad. Para él todo
estaba mal construido, y lo que más le llamaba la atención era la falta de
defensas mecánicas como los gólem hierro negro. Pese a los tradicionales odios
entre los clanes hubo algo que le llamó mucho la atención, la sala de los
expedicionarios. Estaba lleno de libros sobre todo tipo de lugares sobre los
que no había escuchado nunca, en los que se relataba todo lo conocido de ellos.
Los primeros días que pasó allí fueron cuanto menos desagradables, ya que
prefería buscar todo por sí mismo que preguntar a los ciudadanos que había
allí.
Tras cierto tiempo en
la ciudad empezó a entablar relación con algunos enanos de otros clanes, ya que
para ser “inferiores” encontró en ellos muchos gustos en común, incluso había
un barbabronce interesado en los gólem. La mayoría del tiempo lo pasaba en la
sala de los expedicionarios y en el barrio gnomo, los cuales desde su punto de
vista acabarían destruyéndose con una tecnología tan inestable. En el barrio
gnomo aprendió como mejorar los núcleos de los gólem aplicándoles otras
tecnologías y como mejorarlas, de donde se autoimpuso el reto de fabricar el gólem más poderoso
jamás visto. Pese al tiempo que trabajó en este reto acabó descubriendo que no
lo conseguiría en la ciudad. Su hermano le enseñó unos libros que hablaban
sobre Ulduar y el tipo de maquinaria que podía encontrar allí, por lo que
Gronbel no tardó en reunir a varios enanos para preparar una expedición a ese
paraíso de la tecnología enana.
Del equipo que reunió
Gronbel era el único hierro negro, el resto eran tres barbabronce y un martillo
salvaje. Los cuatro enanos eran jóvenes y poco experimentados, pero su pasión
por la arqueología estaba por encima del resentimiento que tenían hacia el clan
de su líder de expedición, por lo que no dudaron en seguirle. Tardaron un par
de semanas en prepararse con todo el material necesario para el viaje y Gronbel
les enseñó cómo funciona la maquina topo, ya que en caso de emergencia el
primero que llegue a la maquina tiene que prepararla mientras llegan los demás.
El viaje fue rápido y
sin contratiempos, llegando a las colinas heladas de cumbres tormentosas en
varios días. Ninguno había visto ese lugar en su vida, no podían apartar sus
miradas de los altos muros de la ciudad, incluso la nieve de allí les parecía
más fría que la de Dun Morogh. Establecieron un pequeño campamento cerca de la
entrada principal y estudiaron el terreno por si necesitaban una vía de escape.
Nada más entrar se encontraron con enormes galerías y dibujos en las paredes
más que interesantes sobre la historia, pero el objetivo de Gronbel estaba más
allá de esas paredes, por lo que continuaron adentrándose en el lugar. Lo que
encontró tras esa galería lo dejó con la boca y los ojos abiertos, una amplia
terraza con grandes signos de batalla, lleno de escombros y aparatos
destrozados. Tras unos segundos de sorpresa se pusieron manos a la obra,
inspeccionando entre todos los restos y rescatando toda la tecnología que aún
pudiese aprovecharse. Con esta misión se adentraban cada vez más en la desolada
Ulduar, la Liga de Expedicionarios no les había dejado gran cosa que aprovechar
pero era mucho más de lo que esperaban.
Fueron cinco largos
meses los que pasaron en la ciudad y volvieron a Forjaz con gran ilusión de
compartir sus hallazgos. Cuando llegaron a la capital enana había cambiado
todo, ahora en el trono estaba en consejo de los tres, donde podía encontrarse
a Moira, Falstad y Muradín. Los tres
clanes enanos convivían en la ciudad y según les habían comentado se libraban
batallas contra un tal Alamuerte. El grupo pasó un largo tiempo en la ciudad investigando
todo lo que había conseguido e intentando crear artilugios gracias a esto,
aunque solo consiguieron mejorar un poco la tecnología que ya conocían. Desde
entonces se unieron temporalmente a la Liga de Expedicionarios, viajando con
esta a todo tipo de lugares y descubriendo todo tipo de lugares fascinante.
Así pasó el tiempo
hasta que cierto día reclamaron la presencia de Gronbel, querían retomar
Forjatiniebla y él debía ir, teniendo que separarse de su grupo. Su tarea era
ayudar al resto de enanos en la reconquista de Forjatiniebla, donde por poco no
perdió la vida. Una vez tomada y empezando las tareas de reconstrucción el
consejo hierro negro le otorgó a Gronbel una tarea inusual. Se había escuchado
rumores de que se podía viajar a un lugar llamado Draenor donde había una
tecnología nunca vista y que pocos habían viajado allí por ahora, por lo que
tenía que ir él allí a conseguir todo lo que pudiese y volver ante el consejo
con grandes noticias. No dudó ante una oportunidad como esa, gracias a un
permiso del consejo hierro negro consiguió pasar por uno de los primeros
portales que abrieron a Ashran, donde empezó a investigar unas ruinas del
lugar. A los pocos días fue obligado a salir de allí por la presencia de la
Horda, no podía permitirse perder la vida con facilidad con una tarea tan
importante.
Gronbel junto a un
gólem recién construido por él se dispuso a partir a la ciudadela de la Alianza
en Sombraluna, había escuchado que cerca de allí había una mina draenei con
unos cristales muy interesantes. Lo que no sabía Gronbel es que allí se
encontraría con un grupo de lo más pintoresco, con el que viajaría por Draenor
para facilitar su tarea.
Tras unos meses con
este grupo, viendo que este tenía pensado regresar cuando estaban en Arakk,
tomó la decisión de continuar por sí mismo ya que había una mina llena de
cristales apexis y gólems desactivados donde podría conseguir una gran cantidad
de datos y materiales importantes. Cuando terminó su tarea en esa mina decidió
volver ante el consejo hierro negro a presentarle toda la tecnología que les
ayudaría a defender su capital reconstruida… (Continúa en uno de los capítulos
propuestos)
Escrito por Marther