domingo, 5 de abril de 2015

Prólogo Cap XVI - El alma de Kashadia (Parte 1)


El cielo grisáceo cubierto de nubes ocultaba ya las pocas vetas que podían verse de luz solar a lo largo del día en aquella zona de Draenor. Los gélidos vientos arrasaban el paisaje destruyendo o enterrando en nieve las colinas que conformaban las tierras donde algunos clanes orcos habían coexistido durante décadas o quien sabe si siglos. El baldío horizonte azotaba desolado allá hacia donde cualquier ser vivo dirigiera la vista, mientras que unos pocos osados depredadores aguardaban ocultos a que algún descuidado aventurero muriera en aquel manto blanco y frío.

Una ráfaga de viento tiró de la capucha del joven elfo dejando ver su larga cabellera rubia que ondeo en el aire esperando ser ocultada de nuevo. Sus ojos verdes escudriñaron cada atisbo de nieve frente a sí, sin encontrar nada fuera de lo común. Su rostro devolvió la mirada al camino por el que había avanzado durante horas, sin duda era tarde para dar marcha atrás, pero aún así en la mente del Sin'dorei no cabía tal opción. Paso a paso continuó el sendero, empujado por los grandes vendavales y desacelerado por cada copo de nieve que yacía en el suelo cual pradera albina.

El joven monje caminó durante horas, sin descanso, sin distracción. La piel de su rostro al igual que sus rosados labios hacían ya meses que se habían agrietado por el frío, incluso sus manos callosas parecían la de un anciano. Una repentina sensación de éxtasis recorrió su pecho, ese lugar ya no mancillaría su figura nunca más...

Había caído la noche cuando Kaltherian llegó al lugar indicado. Tomó un trago de un brebaje bastante suave que conservaba sujeto a su bastón y se sentó a descansar el tiempo que su contacto creyera conveniente hasta su llegada. No tardó mucho, quizás una o dos horas cuando el no muerto se acercó lentamente con un candelabro en una de sus manos y el bastón en el que se apoyaba en la otra. El elfo miró incrédulo al renegado, preguntándose como había sido capaz de sobrevivir en un lugar tan peligroso como aquel. Sin embargo, el siniestro desconocido no temía a la muerte, sabía bien como repelerla lo suficiente para ejecutar sus actos con total plenitud.

-Has venido...-susurró el elfo al ver descubierta la figura de su acompañante
-Así es.-el no muerto examinó al monje detenidamente- no pensaba que fueras tan joven... pero supongo que eso no importa...
Las palabras del no muerto brotaban como un murmullo que podría llevar el mismo aire de aquel lugar. Un místico susurro casi inaudible por cualquiera que no estuviese realmente atento a sus palabras.
-¿Tienes lo acordado?-El elfo respondió al renegado entregándole una sustentosa bolsa de oro.-Prefiero no saber de dónde has sacado tanto oro...-susurró el renegado mientras guardaba su recompensa entre sus cosas.
-¿Has viajado mucho para llegar hasta aquí renegado?
-Varios días... desde Talador. Supongo que tras esto no tendré que volver... todo este oro será más que suficiente para desaparecer durante un tiempo.
Kaltherian sonrió levemente mientras su interlocutor se concentraba.
-Esto no va a ser nada fácil chico...
-Lo sé, por eso has recibido un buen pago.

Las huesudas manos del renegado comenzaron a agitarse en el aire mientras recitaba para sus adentros un complejo hechizo, hasta que segundos después pequeñas partículas luminosas empezaron a generarse alrededor de estas. Bastaron tan solo unos segundos para que frente a ellos apareciese un gran círculo traslucido que contrastaba con el resto de tonalidades del lugar. El elfo fijó sus ojos en el traslúcido círculo que comenzaba a ensancharse paulatinamente.
-No tendrás mucho tiempo chico... no podré mantener el portal mucho más. Date prisa y crúzalo.

Kaltherian desvió la mirada hacia el renegado y seguidamente clavó sus ojos en aquello que podía vislumbrarse alrededor del círculo...Lunargenta. La sonrisa plasmada en el rostro del elfo cambió de repente cuando una flecha atravesó el cráneo del renegado, provocando que su cuerpo sin vida quedara suspendido en la nieve. Giró rápidamente intentando descubrir a su atacante pero fue entonces cuando sintió una punzada en el abdomen. Sus manos toparon con una flecha que había perforado su piel rasgando aquello que cruzara en su camino y cubriendo de rojo sus ropajes. El ceño del elfo se frunció lleno de ira y dolor cuando observó los cuernos del trol aparecer de entre las sombras.
-Llegas tarde trol...
Kaltherian se dejó caer hacia atrás adentrándose en el portal instantes antes de que se cerrara por completo.

El trol se abalanzó hasta el lugar donde había estado el portal, pero ya era tarde. Se puso de cuclillas en el suelo mientras cogía un puñado de nieve entre sus gruesos dedos y la dejaba caer lentamente.

-¿Qué ha pasado? ¿Lo has encontrado?-preguntó Cirash mientras se acercaba junto al resto del grupo.
-Ha eh'capado...
-¿Cómo que ha escapado?-preguntó el silencioso caballero de sangre confuso por la respuesta del trol.
-Ha logrado ir a Azeroth...ma'dito elfo...-respondió el trol mientras golpeaba furioso la nieve con su puño.
-Y como siempre lo más lógico que se te ha ocurrido es matar al que podía hacer el portal...-dijo Nee mientras se arrodillaba para examinar el cadáver del mago renegado.- Ahora si que no podemos hacer nada para encontrarlo.
-Perdonad un momento... esto... creo que me he perdido.- interrumpió el goblin mientras veía el rostro cubierto de preocupación del trol.- ¿Qué importa que haya ido a Azeroth? Le entregará el talismán al jefe y ya está... ¿Verdad? ¿Verdad? ¿Verdad?...o... ¿Acaso piensa cobrar toda la recompensa él solo?-preguntó nervioso mientras agarraba la bolsa de oro del renegado y la guardaba en la suya.
-La reco'pesa no i'porta..., el jefe me habló de su ve'daderah i'tenciones. Su sed de venganza acabará con todo...
-¿Qué quieres decir con esas palabras trol?
-Debei' saber algo...

_____________________________________


Kaltherian hizo un gesto compungido por el dolor que sentía en el abdomen. La herida del flechazo ya había cicatrizado en los últimos días, pero aún así no podía evitar sentir una descarga cada vez que realizaba algún esfuerzo. Aquel trol podría haberle matado si hubiese querido perforando su cabeza como había hecho con el no muerto, pero no, lo que había hecho era aún peor... de esta manera, el dolor permanecía día tras día atormentándolo. Para un monje ágil como él, había sido el peor de los castigos.

El elfo se arrodilló en la nieve para acoger entre sus manos aquella singular espada. Extrajo con sumo cuidado el cristal púrpura engarzado a la altura de la empuñadura. Forzó aquel mecanismo hasta que logró separarlo totalmente de aquel arma. Elevó entre sus manos el cristal para examinarlo al trasluz y aunque no vio nada fuera de lo común sintió una extraña sensación por su cuerpo que le indicó que había conseguido aquello que ansiaba.

Kaltherian agarró la pesada espada entre sus dos manos y atravesó el cuerpo aún inconsciente del enemigo, el huargen que guardaba la espada. Tras acabar con la vida del mismo se centró en sanar los numerosos rasguños que tanto la espada como las garras del mismo habían logrado asestar.

El monje guardó el cristal a buen recaudo mientras se alejaba del lugar de la batalla.
-Ahora no habrá nadie que impida revivir al peor enemigo que la orden ha tenido...

_____________________________

-¿Estás diciendo que el jefe y tu sabíais esto y... no hicisteis nada?-preguntó la orca chamán.
-El jefe sabía lo que se hacía... me encargó mata'lo cuando creyera conveniente...
-Pues ahora eso va a ser complicado...-murmuró la Sin'dorei mientras suspiraba.
-Lo que no entiendo...-comenzó el goblin mientras seguía guardando las pertenencias del renegado.- Es... ¿Qué más da que... liberen a esa bruja? ¿Acaso no es eso lo que queríamos? O bueno.. ¿Lo que quería el jefe?...
-Entrar en una guerra que está perdida es de estúpidos.-respondió el Sin'dorei caballero de sangre.- Ya se retiró a tiempo años atrás, y es el único que ha sobrevivido. Jugarse el futuro de toda la organización por una bruja demente y su sed de venganza no es una buena opción.
-De cualquier manera no podemos hacer nada para detenerlo. Kaltherian logrará cumplir sus intenciones y todo se habrá acabado. El talismán volverá a ellos de nuevo y tendremos suerte de no terminar muertos para entonces.-dijo rotundamente Cirash.
-Es cierto, nosotros no tenemos medios ni fuerzas para regresar, no para pararle los pies a tiempo al menos.- confirmó Nee.
-Eso no es todo. Si logran saber de nuestra existencia se acabó.- dijo la chamán

El trol se incorporó estirando su alargado torso mientras miraba hacia el cielo.

-A no ser....-el trol se tomó unos segundos para elegir las palabras exactas.-Eh cierto... nosotro' no podemo' hacer nada. No tenemo' medio' para ir a por el... pero si hay alguien que los tiene. Aquello' que ansían conseguih el tali'man... a cualquier precio. La o'den lo detendrá por nosotro'... 

_______________________




Tras 18 largos capítulos... el alma de Kashadia volverá a ser liberada, y La Orden deberá enfrentarse al peor enemigo que hayan tenido hasta ahora. Cada uno de los distintos grupos que forman La Orden tendrá su oportunidad de cambiar el destino de la historia, pero cada decisión traerá consigo una peligrosa consecuencia... Cada personaje que se enfrente a Kashadia y caiga, su alma será encerrada en un cristal tal y como hizo la propia Orden tiempo atrás con ella misma, y cada cristal a su vez hará a Kashadia aún más poderosa.


¿Será La Orden capaz de enfrentarse a su peor enemigo y sobrevivir en el intento? Próximamente en Capítulo XVI - El alma de Kashadia.