Las partículas luminiscentes
comenzaron a brotar repentinamente acumulándose alrededor de un
mismo eje formando una silueta que dio lugar al joven mago que
trastabilló cayendo de rodillas al aparecer allí en los jardines
del castillo. La brisa se llevó flotando su sombrero cobrizo que
planeó hasta caer en la fuente central hundiéndose lentamente en el
agua de la misma.
El joven Thomas Alexston maldijo su
suerte al observar el nefasto destino que había sufrido la que era
su prenda de vestir favorita. Adelantó un par de pasos hasta que oyó
tañer varias campanadas provenientes del castillo. El mago miró su
reloj de bolsillo, llegaba tarde, mucho más tarde de lo que había
previsto. A toda prisa se quitó los zapatos guardándolos en su
bolsa y cerrándola cuidadosamente mientras echaba a correr. Cerró
los ojos y notó como su cuerpo se contraía y se expandía a la vez
que sus extremidades comenzaban a abarcar más espacio aumentando
notablemente su peso a la misma vez que todo su cuerpo se cubría por
una capa de pelo grisáceo. Sus orejas crecieron rápidamente para
tomar forma en ese rostro del que comenzó a desarrollarse un
pronunciado hocico. El joven huargen cambió su forma de avanzar
comenzando a correr a cuatro patas. Cerró los ojos durante el
trayecto y su cuerpo se desvaneció de repente materializándose
varios metros adelante. Realizó la maniobra en varias ocasiones para
acortar el camino que le quedaba hasta llegar a la sala donde tenía
lugar la reunión.
Cruzó todo el pasillo de ese ala del
castillo dejando un sinfín de huellas llenas de barro allá por
donde pisaba. Se detuvo frente al gran portón de madera caoba
mientras se terminaba de acicalar y se calzaba los zapatos cuando
terminó de transformarse de nuevo en el joven de casi catorce años con
aspecto humano. Se peinó con una mano rápidamente sus cortos
cabellos castaño oscuro casi negros, y remetió su holgada camisa por
el interior de sus pantalones ayudándose a mantenerlo gracias a un
par de tirantes. Sacó de su gran y pesada bolsa una larga chaqueta
que llegaba casi hasta sus pies y se colocó por encima para tapar
los harapos que vestía. Muy despacio abrió la puerta asomando la
cabeza para percatarse de que los distintos grupos allí reunidos no
habían agotado el tiempo de bullicio que precedía la reunión.
Entró disimuladamente cerrando la
puerta tras de sí. Caminó hasta uno de los laterales donde unos
delgados escalones ascendían hasta el palco de un par de metros de
altura que rodeaba el centro por alrededor de toda la sala, donde
tomaban asientos aquellos que no eran líderes de los grupos ni
miembros del Consejo. En la zona central había una gran mesa redonda
con cinco asientos, además de algunas sillas desperdigadas por los
rincones. La parte exterior de la sala, donde se acumulaban el resto
de miembro se componía de numerosas butacas con el respaldo y el
asiento de cuero negro. Thomas caminó con brío por el entablado
con el objetivo de llegar hasta su grupo. Miró hacia el frente donde
se acomodaban los mercenarios, giró rápidamente la vista hacia atrás
analizando si había otra forma de llegar hasta sus compañeros sin
cruzar por delante de aquellos soeces bufones de circo. Por desgracia
los componentes de su grupo, la Orden, se posicionaban a algunos
metros de distancia de estos, así que o bien debía pasar el mal
trago o rodear toda la sala pasando por delante de los Doe a los
cuales debería realizar más de una reverencia y por donde se
situaban los Caminantes. Caminó con la cabeza gacha aligerando el
paso hasta toparse con los mercenarios, pasando por delante de cada
uno.
-¡Eh chaval, ten cuidado no vayas a
pisarme!-exclamó Cedric preocupado de que el joven manchara sus
mocasines negros.
-Disculpad.- murmuró el joven con la
voz entrecortada.
-¡Guau! ¡Guau!.-se burló Ricko
imitando el sonido de varios ladridos y consiguiendo que el crío se sobresaltara y tropezara casi llegando a caer nuevamente.
Thomas saludó a sus compañeros,
sentándose junto a Zephiel. Al otro lado de éste se encontraba Kathaisa,
que entrelazaba sus dedos con los del corpulento guerrero, y a su vez
Lorraine se encontraba sentada junto a la ilusionista, que poseía un
semblante bastante serio o apenado. En la fila tras éstos estaban
Cireni y un joven de cabellos rubios casi plateados al que no
recordaba haber visto antes. Thomas se percató de que entre todos
los grupos dejaban al menos varios puñados de butacas vacías
otorgando así algo de intimidad a cada uno de los bandos.
-Oh, un novato.-dijo en voz baja
mientras se ponía en pie para estrechar la mano al nuevo recluta.-
Soy Thomas Alexston, encantado.
-Igualmente, soy Khairos.
El sacerdote saludó amistosamente al
joven huargen y ambos tomaron asiento de nuevo. Thomas observó que
los líderes aún no estaban colocados en sus asientos así que se
puso de rodillas en su butaca mirando al nuevo.
-¿Y tu quien eres? No te he visto
antes...
-Es el hijo del caminante, de
Wood.-respondió Zephiel por el joven sacerdote.- No lo has visto
antes porque cuando realizó el entrenamiento tu estabas con lo de tu
transformación.
-Oh vaya. Tenemos a alguien importante
en el grupo.-sonrió el joven mago.- Yo soy Thomas como ya he dicho,
soy hijo del famoso arquitecto Baros Alexston.
-¿De veras?.-preguntó Khairos
incrédulo ante la respuesta de su compañero.-¿No fue él quien
diseñó Nueva Gilneas?
-Así es, de hecho allí conoció a mi
madre, que en aquel entonces era una respetada comandante de la
ciudad. Ahora se dedica a la formación de los nuevos lobeznos, por
eso tuve que ausentarme unos meses y no coincidimos durante tu
entrenamiento.
-¿Tu también eres Gilneano?-preguntó
el joven Wood refiriéndose más a si poseía la maldición que a si
había nacido en esas tierras.
-Nuevo Gilneano, sí. Hace un año y medio cuando cumplí los doce me transformaron como a todos a esa edad, es
la costumbre. Los Gilneanos somos muy...
-Déjate de cháchara.-interrumpió
Zephiel al huargen.-¿Has traído lo que te encargué?
-Claro que lo he traído.-respondió
Thomas mientras se incorporaba de nuevo. El joven cogió la bolsa del
suelo y la puso entre sus piernas mientras buscaba en su interior
repleta de cosas y artilugios, la mayoría inútiles. A los pocos
segundos extrajo un pesado libro que ocupaba al menos un palmo de
ancho. Su encuadernación parecía algo desgastada, el forro de
cuero daba la impresión de haber sufrido el pasar de varios
años.-Aquí lo tienes.-dijo el joven entregándole el libro al
guerrero.
Zephiel tomó el volumen entre sus
manos y lo abrió cuidadosamente pasando las páginas con cautela,
examinando cada una de ellas y sonriendo a medida que avanzaba.
-Has hecho un buen trabajo lobito.-dijo
el guerrero mientras le propinaba al joven varias palmadas en la
espalda que le dejó dolorida la zona durante un buen rato.
-Si te fijas, la letra es prácticamente
igual, y también me he centrado en...
-Shhh. Ten cuidado Thom, aquí no eres
el único que tiene buenos oídos.-susurró Zephiel mientras señalaba
disimuladamente al líder de los mercenarios que estaba tomando
asiento en su respectiva silla, y a la elfa druida que estaba sentada
en el palco frente a ellos absorta en sus pensamientos.
-Entendido.
Zephiel acarició el libro mientras
sentía un cosquilleo que recorría su pecho esperando que
apareciese la oportunidad de usarlo.
Khaden recorrió la sala con la vista
sin poder aguantar las ganas de fruncir el ceño en alguna ocasión.
Cada grupo ya se había colocado en sus puestos, los Doe se situaban
unos metros a su derecha, mientras que los miembros de la Orden
tomaban asiento en la zona opuesta del semicírculo, y los
mercenarios en la entrada diagonal a donde se encontraba el grupo del
mago. El caminante miró a Azurín y Ireli que se hallaban en
silencio junto a él, así que hizo lo mismo mientras se fijaba en
como Garrett, Alice, Brandon y Nathan tomaban asiento en las cuatro
sillas de la mesa central seguidos del cruzado Strang que se colocó
en el sillón presidencial. Los rostros de los líderes parecían más
tensos de lo habitual, tanto que ni siquiera hacía falta ser un
erudito o poseer un talismán para saber que las cosas no marcharían
bien.
Khaden conocía bien a Garrett, de
hecho lo conocía desde hacía casi dos décadas, allá cuando ambos
eran unos jóvenes veinteañeros que se sorprendían fácilmente con
cada cosa que aprendían en las cavernas. Todos los caminantes de su
grupo sabían que Garrett era el mejor líder que podían tener, y
por lo tanto lo respetaban más que a nadie, sin embargo éste tenía
un gran efecto, el rencor. Durante los últimos años o décadas
habían ocurrido muchas cosas que habían azotado la personalidad del
caminante. La muerte de algunos de sus aprendices o compañeros, la
guerra contra el vuelo infinito la cual aún no había terminado,
incluso la muerte de Nizdorni lograron marcar el carácter de Garrett
hasta convertirlo en lo que era hoy, alguien plagado de ira y remordimiento.
Khaden suspiró la ver la silenciosa
escena que estaba teniendo lugar. Giró su rostro hacia la elfa que
permanecía absorta en sus pensamientos.
-Azurin...-dijo en un leve susurro
fijándose en como la elfa lo miró sin abrir aún sus finos
labios.-Apuesto diez monedas a que no tarda ni quince minutos en
estallar la pelea entre alguno de ellos.
La elfa enarcó una ceja y volvió a
mirar al frente ignorando al mago por completo que intentaba relajar
el ambiente con la broma.
-Cada día eres más aburrida...
-Yo acepto.-respondió Ireli tras
escuchar la conversación por parte del mago.
-Menos mal que alguien guarda algo de
sentido del humor en este grupo.-añadió Khaden sonriendo a la
caminante.
-Hablando de grupo, ¿Donde está el
nuevo?-preguntó Ireli
-Garrett prefirió que no asistiera
teniendo en cuenta que trataría el tema de Caleb.-respondió el
mago.
-Creo que ha hecho lo correcto.
Katherina se sentó en una de las
butacas que llenaban la zona de su grupo. Suspiró al ver a su hijo
caminar junto a los que eran sus nuevos compañeros mientras rezaba
esperanzada porque la reunión no se alargara demasiado. El mazazo
del día anterior la había dejado conmocionada, podía suponer que
Khairos eligiera continuar su aventura en el grupo de su padre, cosa
que no compartía en absoluto pero era lícito a fin de cuentas,
pero el grupo de la Orden... ¿Qué demonios se la había perdido
allí? Los miembros de la Orden eran egoístas, egocéntricos y
desconsiderados. Su hijo no era así, estaba convencida de que era
alguien noble y con ideales definidos. ¿Qué razón puede llevar a
alguien a tomar una decisión tan desacertada?
La paladina observó como Nathan tomaba
asiento en la silla dedicada al representante de la casa Doe. Aunque
el joven Lord había viajado hasta allí para presenciar en parte el
evento, Alexander veía con aburrimiento todo lo que sucedía. Si
bien permitía que se usara sus propiedades para tal acto, el joven
intentaba escabullirse y delegar sus obligaciones cada vez que le era
posible.
Varios oficiales de la casa Doe se
unieron a la solitaria Katherina. Julius Heide, y las hermanas Faby
y Aomme Higurashi se acomodaron junto a la paladina mostrando en
alguna ocasión más de un signo de apoyo para animar la tristeza que
sufría desde el día anterior.
-¿No vendrá Lord Doe?-preguntó Faby
-Creo que no, al parecer ha delegado en
Nathan su participación en la reunión.-respondió secamente la
paladina.
-De todas formas Lord Alexander no está
tan al corriente de los asuntos de la Orden como lo está
Vallenorte.-añadió la cazadora.- hace bien en ausentarse,
seguramente tendrá temas más importantes que tratar que todo este
paripé.
-¿Has oído lo ocurrido Katherina? Lord
Levi ha sido asesinado.-dijo Julius en un susurro casi inaudible.
-¿Qué?.-preguntó Katharina
sorprendida.-¿Cómo que....? ¿Asesinado?
-Baja la voz, aún no lo sabe casi
nadie.- respondió Julius.
Katherina miró hacia el frente y
observó el rostro de Lorraine.
-Debe de haber sido un duro golpe para
ella.-murmuró la paladina mientras miraba fijamente a la joven sintiendo lástima por ella.
-Pues no creo que de esta reunión
salga mejor parada.-confesó Aomme.- Por lo que me he enterado, la
Orden lo va a pasar bastante mal hoy.
El cruzado Marther Strang se colocó
junto a la gran mesa donde ya habían tomado posición los cuatro
líderes y saludó tanto a los representantes de cada grupo como al
resto de los allí reunidos indicando que el evento iba a dar
comienzo. Explicó brevemente las normas del mismo que rara vez se
habían mantenido. Las típicas reglas de no interrumpir, faltar el
respeto o armar jaleo eran en rara ocasión puestas en práctica. El cruzado
leyó el listado de temas que tratarían sin saber que ni siquiera
completarían el primero de ellos, que se trataba nada mas y nada
menos que de lo sucedido con Caleb y Lionell.
-Bien, una vez conocéis los temas a
tratar.-indicó el paladín.- comenzaremos por el asunto de Lionell y
Caleb. Para aquellos que no estén en conocimiento, ambos miembros de
la Orden viajaron hacia una linea temporal ajena a la nuestra
rompiendo algunas de las normas vitales de más de un grupo. ¿Quién
desea empezar?
Nathan Vallenorte al igual que Brandon
McAllan negaron con la cabeza, ambos sabían que este tema era ajeno
a sus respectivos grupos, o al menos eso era lo que pensaban. Garrett
levantó la mano a lo cual el cruzado asintió tomando asiento en su
gran sillón de cubierta rojiza. El caminante se puso en pie
sosteniendo un pergamino entre sus manos y recorriendo la estancia
con su mirada.
-La mayoría de los aquí
presentes.-rompió a hablar el caminante.-sabéis o habréis oído
retazos de lo que supuestamente ocurrió. Sin embargo, mucha de esa
información es errónea, por lo tanto, contaré que es lo que
realmente tuvo lugar en estos años con respecto al tema que vamos a
tratar. Hace algo más de dos años, Lionell Sheram, hijo de Iruan
Sheram y Thilane Strange, se convirtió en guardián de la Orden
elegido al parecer por algunos de sus compañeros aquí presentes.
-Eso no es cierto.-interrumpió Alice
incorporándose en su butaca.
El cruzado hizo un gesto al caminante
para que se detuviera y dejara la oportunidad a la bruja para
explicarse.
-Lionell fue elegido porque no nos
quedó más remedio. Tú.-dijo señalando al caminante.-propusiste
que se derrocara a Zephiel Daroudji como guardián tras la guerra del
dragón por las decisiones que se llevaron a cabo. Puesto que Caleb
y Lorraine aún estaban en el periodo de entrenamiento y no habían
elegido a la Orden como grupo predilecto, Cireni sufría una gran
aflicción y yo estaba vetada como guardiana, no nos quedó más
remedio que elegirlo a él.
-Como he dicho entonces, sus compañeros
lo eligieron como guardián.-continuó Garrett observando como el
ceño de la bruja se curvaba lentamente ante sus palabras.-Meses
después cuando Thilane Strange se corrompió, el entonces miembro en
pleno derecho Caleb Vercetti decidió que Lionell no era lo
suficientemente capaz para enfrentarse a su nuevo enemigo debido a
los lazos existentes entre ambos. Tras proponer su idea en la ultima
reunión, la mayoría decidió que había que cambiar el líder
nuevamente, y así fue como Caleb salió elegido guardián de la
Orden. El egoísmo y arrogancia que al igual que Lionell comparten el
resto de miembro de la Orden, llevó al joven a viajar hasta otra
línea temporal con el fin de alzarse como guardián en ella, y con ello, produciendo numerosos daños que se vieron aún más agravados con el
viaje que más tarde realizaría Caleb. A continuación leeré tan
solo algunos de los daños causados y normas quebrantadas por el
susodicho. En su hazaña se puede asegurar que Lionell hirió al
menos a una decena de caminantes del tiempo mientras invadía el
sagrado territorio que supone las cavernas, manipuló un portal sin
previa autorización, viajó hasta una línea temporal paralela
situada exactamente en nuestro pasado, y una vez allí manipuló con
alevosía el devenir de los acontecimientos pertinentes. Éstos se
componen de, manipular el presente y futuro de los miembros de la
Orden de esa línea, trastocar el destino tanto de sus miembros como
de la organización, herir e intentar asesinar de manera directa al
menos a una veintena de miembros, destruir a conciencia lugares
reconocidos como parte de esa Orden, matar de forma indirecta al
menos a una decena de habitantes de esa línea entre los que se
encontraba al menos una guardiana e incluso causar la muerte de
alguno de los alter ego de miembros aquí reunidos.-insinuó mirando
a los presentes antes de continuar.-Además robó el artefacto por el
cual se rige la Orden de esa línea y estoy seguro de que de no haber
sido detenido hubiese logrado su objetivo.
-¿Solo eso?-interrumpió Brandon
riendo.
-Eso es lo que hizo Lionell, ahora
seguiré con el resto.
-¿Alice quieres decir algo?- preguntó
el cruzado observando como la bruja negaba con la cabeza.- Garrett
¿Que ocurrió con Lionell Sheram?
-Murió en aquella línea accidentalmente.
-Continua Garrett.
-Por otro lado además de a la Orden,
se pretende culpar también al grupo de Espada de la
tormenta.-confesó el caminante
-¿Disculpa? Creo que no he oído
bien.-dijo el huargen mercenario incrédulo por el comentario.
-Además del consentimiento de la
Orden, se sospecha que varios miembros de vuestro grupo ayudaron a
Lionell a estar más cerca de su objetivo. No solo el hecho de que el
joven brujo llegase hasta las cavernas y sobreviviera en el intento,
sino que la mayoría de los caminantes heridos en las cavernas
presentaban signos de haber sido envenenados con un veneno
paralizante.
Ivy se removió en su asiento
intentando pasar desapercibida.
-No tienes pruebas que demuestre eso,
además eso es como si yo te culpo a ti de haber enseñado al chico
como manipular un portal.-respondió contundentemente Brandon.
-Continua Garrett.-indicó Marther.
-Bien, tras lo ocurrido, el entonces
guardián de la Orden, Caleb Vercetti decidió tomarse la justicia
por su cuenta y viajar para dar caza a su antiguo compañero.
-¡Eso es mentira!-gritó Lorraine
desde las gradas.
-Leproux guarde silencio.-gritó el
cruzado.-Alice, ¿Quieres añadir algo?
-Sí,-respondió rápidamente la
bruja.-a diferencia de lo que has contado, la Orden avisó a los
Caminantes del tiempo, incluido a tu persona, de lo que estaba
ocurriendo, y decidisteis hacer caso omiso. Si Caleb viajó hasta
allí era con la intención de solucionar los daños causados, cosa
que vosotros no quisisteis hacer en un primer momento.
-No permitiré que me digas como he de
hacer mi trabajo.-dijo el caminante.
-Calma, Garrett continúa.-ordenó el
cruzado.
-Procederé a leer los daños que
provocó Caleb Vercetti. Al igual que su compañero, se adentró en
las cavernas y manipuló un portal sin previa autorización,
transportó hasta su destino el artefacto de la Orden dejándola
vulnerable y haciendo uso de él para valerse y manipular los hechos
de esa línea, entregó y destruyó varios artefactos de aquella
linea temporal, cambiando muchos de los sucesos que tendrían lugar
posteriormente. Transformó el futuro de varios miembros de la otra
Orden, e incluso reveló una gran cantidad de información que en
ningún caso ha de ser mostrada en un caso como éste. Por si aún
fuera poco, ayudó en numerosas ocasiones a nuestros alter egos a
derrotar a sus enemigos, favoreciendo así el futuro de estos, hasta
el punto de entregar incluso un diario con toda la historia que
tendría lugar en estas casi dos décadas.
De repente un estruendo sonó cuando un
gran libro cayó sobre la mesa sobresaltando a los cuatro líderes y
al cruzado que se encontraban en ella.
-Ahí tienes el diario del que hablas,
embaucador.-dijo Zephiel que acababa de arrojar el libro que minutos
antes le había entregado el joven huargen.-Entiendo que tu afán por
acabar con nosotros te lleve incluso a mentir con tal de obtener lo
que quieres.
-Zephiel, guarda silencio.-dijo Marther
que acto seguido miró a Garrett.- ¿Es ese el libro del que hablas?
Garrett tomó el libro entre sus manos
y lo ojeó rápidamente.
-Puedes leerlo exhaustivamente.-añadió
Alice.- Ese es el verdadero diario de Caleb.
-Podría ser el libro que he nombrado, sí.-dijo Garrett al paladín mientras examinaba el objeto incrédulo.
-Continúa entonces, ¿Qué fue lo que
ocurrió con Caleb?
-Fue exiliado obligándolo a permanecer
en aquella línea temporal por el resto de sus días.
-¡¿Qué?!- gritó Lorraine con rabia
mientras se ponía en pie ante las palabras del caminante antes de
abandonar la sala entre lágrimas.
-Cireni, ve con ella.-susurró Zephiel.
La draenei abandonó la sala
seguidamente.
-¡No tienes derecho a decidir que
hacer con los miembros de mi grupo!- espetó Alice mientras se ponía
en pie golpeando la mesa.
-Deberías haber tenido en cuenta eso
mismo hace años, cuando decidisteis matar a uno de los
nuestros.-respondió el caminante con crueldad refiriéndose a la
antigua líder de su grupo.
-Tranquilizaos.-ordenó el cruzado.
-¡¿Cómo te atreves a hablarme a mí
de pérdidas?!¡¿Quién demonios te crees que eres?!
La mayoría de los presentes aunque
sabían que tarde o temprano ocurriría algo similar, permanecieron
estupefactos antes lo que estaban presenciando. Zephiel juntó de
nuevo su mano con la de Kathaisa, mientras que con su brazo libre
rodeó con afán de mostrar un claro signo de protección al pequeño
Thomas que estaba bastante conmocionado por los gritos entre ambos de
los líderes. Khaden miró a Ireli y tragó saliva abochornado por
todo que estaba ocurriendo y agradecido de que Draken Vercetti no se
encontrase allí en esos momentos.
-Khairos, creo que sería mejor que
salieses si no te sientes cómodo.-dijo Kathaisa al sacerdote.
-No os preocupéis por mi.-dijo el joven
que aunque se sentía algo nervioso quería mostrar a sus compañeros
su pleno apoyo.
-¡Silencio!-gritó el cruzado
asegurándose de que ambos líderes guardaran silencio tras su
orden.- Garrett, ¿Tienes algo más que añadir?
-Sí. Por último, me gustaría
recalcar que la Orden al completo estuvo al corriente de las
intenciones al menos del guardián Caleb. Y que no contentos con los
problemas que había causado el liderazgo de la Orden, decidieron
Forjar un nuevo artefacto sin el consentimiento de los aquí
presentes ni tan siquiera de los miembros del Consejo.
-Alice ¿Quieres defenderte o añadir
alguna información?
-Sinceramente no creo que vaya a
cambiar nada. La Orden siempre ha seguido un objetivo claro,
protegernos a todos nosotros. Hay gente aquí que entiende nuestra
posición, y otros que por el contrario.-dijo la bruja fijándose en
Garrett.- solo buscan destruirnos. Mi pregunta es, ¿Qué te hace a
ti distinto al resto de enemigos que han querido acabar con
nosotros?.-preguntó al caminante.
-No permitiré que te dirijas a mi de
esa manera.-respondió
-Cuando los aprendices de Nizdorni aún
no erais ni siquiera un grupo, la Orden ya seguía las directrices de
la dragona. No te creas el ombligo del mundo caminante... El hecho de
que vengamos aquí una vez al año a soportar tu constante
humillación no significa que estemos obligados a serviros y obedecer
a ninguno de los aquí presentes. La Orden funcionó muchos años
como organismo independiente, y créeme que volvería a salir
adelante de repetirse nuevamente.
La amenaza de la bruja sentó como un
jarro de agua fría a la mayoría que a esas alturas se habían
incorporado en sus asientos atendiendo con atención cada palabra que
se decían el uno al otro.
-Bien, como veo que has dejado clara tu
posición.-continuó Garrett.- me gustaría pedir tanto al consejo
como al resto de líderes el apoyo para ejercer la condena por los
daños ocasionados.
La bruja frunció el ceño expectante a
oír lo que el caminante le tenía preparado.
-Exijo que se elija entre el castigo
mínimo que consistirá en el cambio de las actual guardiana Lorraine
Leproux a otro miembro de su grupo que estén en mayor disposición
de ejercer el puesto, y por supuesto a destruir el nuevo talismán
creado por la Orden sin consentimiento de ninguno de los aquí
presentes...
Zephiel apretó la mandíbula al oír
esas palabras. Miró a su grupo detenidamente y cayó en la cuenta de
que si Lorraine dejaba de ser guardiana... el único en condiciones de
serlo sería el nuevo miembro, su hijo.
-... de lo contrario, exijo que se
aplique la pena máxima que consta de la disolución completa de la
Orden y destrucción de los artefactos que protegen.
Un sonido de asombro recorrió la sala
al completo. Nathan miró hacia el palco donde se encontraba
Katherina esperanzado en que su rostro mostrase qué debía hacer.
Khaden miró a Azurin e Ireli que no daban crédito a lo que oían
sus oídos. Los mercenarios permanecieron más atentos que nunca, y
entre los miembros de la Orden se creó un nudo en el estómago y una
sensación de temor invadió a cada uno de ellos.
Alice golpeó la mesa con la mano
mientras se ponía en pie y los vasos de agua situados sobre ella
estallaron haciéndose añicos y derramando el líquido que
contenían.
-¡Óyeme bien caminante, te juro que
como disuelvas la Orden no parare hasta acabar contigo!-amenazó la
bruja y acto seguido recorría la sala marchándose de la misma
dejando únicamente un portazo tras de sí.
Alice caminó por el largo pasillo
mientras cerraba sus puños cargados de ira. Se oyeron rápidamente
varios pasos que la seguían.
-¡Alice espera! ¡Detente!
La bruja giró hasta uno de los
corredores que llevaban a las habitaciones y apoyó la espalda en la
pared mientras rompía a llorar de impotencia.
-Alice...
Brandon alcanzó a la bruja y examinó
su rostro cargado de tristeza.
-Brandon, no es el mejor momento.- dijo
mientras descendía derrotada quedando sentada en el suelo.
-Ey, tranquila, no pasa nada.-la consoló
el líder mercenario que se arrodilló frente a la humana limpiando
sus mejillas mojadas con sus dedos.-Todo saldrá bien, te lo prometo.
-¿Es que no has oído lo que ha
dicho?-preguntó sollozando.- Nos quiere disolver.
-Eso no ocurrirá.
-Ya ocurrió la otra vez, ya sabes lo
que pasó con el quinto grupo...-respondió haciendo una pausa para
tomar aire.-Al final sus miembros tuvieron que repartirse o
desaparecer.
-Ey, confía en mi.-susurró el huargen
mientras sus ojos se encontraban con los de Alice.
Brandon tomó las manos de la guardiana
entre las suyas y le dio un tierno beso en el dorso. Con su dedo
pulgar limpió una lágrima que descendía rápidamente por el rostro
de la bruja, y después sostuvo delicadamente su barbilla mientras
juntaba sus labios con los de ella. Tras separarse vio como Alice
aplacaba levemente su llanto aun conservando su desconsuelo.
-Alice.- susurró el mercenario
mientras acariciaba los cabellos oscuros de su amada.- Sé que yo no
soy él.-dijo refiriéndose a James.-Yo... no puedo hacer que... con
un solo beso olvides todas tus penas y preocupaciones, pero sabes que
también moriría por ti si fuese necesario.
Alice sintió un pinchazo en el pecho
al oír su nombre, pero rápidamente sus recuerdos fueron encerrados en
aquel lugar de su mente evitando que salieran a flote y la destrozaran aún más si cabía. Acarició la perilla rojiza del mercenario
forzando una casi imperceptible sonrisa que iluminó el rostro de
Brandon, que la rodeó con sus brazos para fundirse con él en un
tierno abrazo.
Ambos sabían que lo peor estaría por llegar, pero nadie podría arrebatarles ese momento que compartían y que ahora pertenecían solo a ellos dos.