sábado, 25 de abril de 2015

La Orden 2.0 - La reunión


Las partículas luminiscentes comenzaron a brotar repentinamente acumulándose alrededor de un mismo eje formando una silueta que dio lugar al joven mago que trastabilló cayendo de rodillas al aparecer allí en los jardines del castillo. La brisa se llevó flotando su sombrero cobrizo que planeó hasta caer en la fuente central hundiéndose lentamente en el agua de la misma.

El joven Thomas Alexston maldijo su suerte al observar el nefasto destino que había sufrido la que era su prenda de vestir favorita. Adelantó un par de pasos hasta que oyó tañer varias campanadas provenientes del castillo. El mago miró su reloj de bolsillo, llegaba tarde, mucho más tarde de lo que había previsto. A toda prisa se quitó los zapatos guardándolos en su bolsa y cerrándola cuidadosamente mientras echaba a correr. Cerró los ojos y notó como su cuerpo se contraía y se expandía a la vez que sus extremidades comenzaban a abarcar más espacio aumentando notablemente su peso a la misma vez que todo su cuerpo se cubría por una capa de pelo grisáceo. Sus orejas crecieron rápidamente para tomar forma en ese rostro del que comenzó a desarrollarse un pronunciado hocico. El joven huargen cambió su forma de avanzar comenzando a correr a cuatro patas. Cerró los ojos durante el trayecto y su cuerpo se desvaneció de repente materializándose varios metros adelante. Realizó la maniobra en varias ocasiones para acortar el camino que le quedaba hasta llegar a la sala donde tenía lugar la reunión.

Cruzó todo el pasillo de ese ala del castillo dejando un sinfín de huellas llenas de barro allá por donde pisaba. Se detuvo frente al gran portón de madera caoba mientras se terminaba de acicalar y se calzaba los zapatos cuando terminó de transformarse de nuevo en el joven de casi catorce años con aspecto humano. Se peinó con una mano rápidamente sus cortos cabellos castaño oscuro casi negros, y remetió su holgada camisa por el interior de sus pantalones ayudándose a mantenerlo gracias a un par de tirantes. Sacó de su gran y pesada bolsa una larga chaqueta que llegaba casi hasta sus pies y se colocó por encima para tapar los harapos que vestía. Muy despacio abrió la puerta asomando la cabeza para percatarse de que los distintos grupos allí reunidos no habían agotado el tiempo de bullicio que precedía la reunión.

Entró disimuladamente cerrando la puerta tras de sí. Caminó hasta uno de los laterales donde unos delgados escalones ascendían hasta el palco de un par de metros de altura que rodeaba el centro por alrededor de toda la sala, donde tomaban asientos aquellos que no eran líderes de los grupos ni miembros del Consejo. En la zona central había una gran mesa redonda con cinco asientos, además de algunas sillas desperdigadas por los rincones. La parte exterior de la sala, donde se acumulaban el resto de miembro se componía de numerosas butacas con el respaldo y el asiento de cuero negro. Thomas caminó con brío por el entablado con el objetivo de llegar hasta su grupo. Miró hacia el frente donde se acomodaban los mercenarios, giró rápidamente la vista hacia atrás analizando si había otra forma de llegar hasta sus compañeros sin cruzar por delante de aquellos soeces bufones de circo. Por desgracia los componentes de su grupo, la Orden, se posicionaban a algunos metros de distancia de estos, así que o bien debía pasar el mal trago o rodear toda la sala pasando por delante de los Doe a los cuales debería realizar más de una reverencia y por donde se situaban los Caminantes. Caminó con la cabeza gacha aligerando el paso hasta toparse con los mercenarios, pasando por delante de cada uno.
-¡Eh chaval, ten cuidado no vayas a pisarme!-exclamó Cedric preocupado de que el joven manchara sus mocasines negros.
-Disculpad.- murmuró el joven con la voz entrecortada.
-¡Guau! ¡Guau!.-se burló Ricko imitando el sonido de varios ladridos y consiguiendo que el crío se sobresaltara y tropezara casi llegando a caer nuevamente.

Thomas saludó a sus compañeros, sentándose junto a Zephiel. Al otro lado de éste se encontraba Kathaisa, que entrelazaba sus dedos con los del corpulento guerrero, y a su vez Lorraine se encontraba sentada junto a la ilusionista, que poseía un semblante bastante serio o apenado. En la fila tras éstos estaban Cireni y un joven de cabellos rubios casi plateados al que no recordaba haber visto antes. Thomas se percató de que entre todos los grupos dejaban al menos varios puñados de butacas vacías otorgando así algo de intimidad a cada uno de los bandos.

-Oh, un novato.-dijo en voz baja mientras se ponía en pie para estrechar la mano al nuevo recluta.- Soy Thomas Alexston, encantado.
-Igualmente, soy Khairos.
El sacerdote saludó amistosamente al joven huargen y ambos tomaron asiento de nuevo. Thomas observó que los líderes aún no estaban colocados en sus asientos así que se puso de rodillas en su butaca mirando al nuevo.
-¿Y tu quien eres? No te he visto antes...
-Es el hijo del caminante, de Wood.-respondió Zephiel por el joven sacerdote.- No lo has visto antes porque cuando realizó el entrenamiento tu estabas con lo de tu transformación.
-Oh vaya. Tenemos a alguien importante en el grupo.-sonrió el joven mago.- Yo soy Thomas como ya he dicho, soy hijo del famoso arquitecto Baros Alexston.
-¿De veras?.-preguntó Khairos incrédulo ante la respuesta de su compañero.-¿No fue él quien diseñó Nueva Gilneas?
-Así es, de hecho allí conoció a mi madre, que en aquel entonces era una respetada comandante de la ciudad. Ahora se dedica a la formación de los nuevos lobeznos, por eso tuve que ausentarme unos meses y no coincidimos durante tu entrenamiento.
-¿Tu también eres Gilneano?-preguntó el joven Wood refiriéndose más a si poseía la maldición que a si había nacido en esas tierras.
-Nuevo Gilneano, sí. Hace un año y medio cuando cumplí los doce me transformaron como a todos a esa edad, es la costumbre. Los Gilneanos somos muy...
-Déjate de cháchara.-interrumpió Zephiel al huargen.-¿Has traído lo que te encargué?
-Claro que lo he traído.-respondió Thomas mientras se incorporaba de nuevo. El joven cogió la bolsa del suelo y la puso entre sus piernas mientras buscaba en su interior repleta de cosas y artilugios, la mayoría inútiles. A los pocos segundos extrajo un pesado libro que ocupaba al menos un palmo de ancho. Su encuadernación parecía algo desgastada, el forro de cuero daba la impresión de haber sufrido el pasar de varios años.-Aquí lo tienes.-dijo el joven entregándole el libro al guerrero.

Zephiel tomó el volumen entre sus manos y lo abrió cuidadosamente pasando las páginas con cautela, examinando cada una de ellas y sonriendo a medida que avanzaba.
-Has hecho un buen trabajo lobito.-dijo el guerrero mientras le propinaba al joven varias palmadas en la espalda que le dejó dolorida la zona durante un buen rato.
-Si te fijas, la letra es prácticamente igual, y también me he centrado en...
-Shhh. Ten cuidado Thom, aquí no eres el único que tiene buenos oídos.-susurró Zephiel mientras señalaba disimuladamente al líder de los mercenarios que estaba tomando asiento en su respectiva silla, y a la elfa druida que estaba sentada en el palco frente a ellos absorta en sus pensamientos.
-Entendido.

Zephiel acarició el libro mientras sentía un cosquilleo que recorría su pecho esperando que apareciese la oportunidad de usarlo.


Khaden recorrió la sala con la vista sin poder aguantar las ganas de fruncir el ceño en alguna ocasión. Cada grupo ya se había colocado en sus puestos, los Doe se situaban unos metros a su derecha, mientras que los miembros de la Orden tomaban asiento en la zona opuesta del semicírculo, y los mercenarios en la entrada diagonal a donde se encontraba el grupo del mago. El caminante miró a Azurín y Ireli que se hallaban en silencio junto a él, así que hizo lo mismo mientras se fijaba en como Garrett, Alice, Brandon y Nathan tomaban asiento en las cuatro sillas de la mesa central seguidos del cruzado Strang que se colocó en el sillón presidencial. Los rostros de los líderes parecían más tensos de lo habitual, tanto que ni siquiera hacía falta ser un erudito o poseer un talismán para saber que las cosas no marcharían bien.
Khaden conocía bien a Garrett, de hecho lo conocía desde hacía casi dos décadas, allá cuando ambos eran unos jóvenes veinteañeros que se sorprendían fácilmente con cada cosa que aprendían en las cavernas. Todos los caminantes de su grupo sabían que Garrett era el mejor líder que podían tener, y por lo tanto lo respetaban más que a nadie, sin embargo éste tenía un gran efecto, el rencor. Durante los últimos años o décadas habían ocurrido muchas cosas que habían azotado la personalidad del caminante. La muerte de algunos de sus aprendices o compañeros, la guerra contra el vuelo infinito la cual aún no había terminado, incluso la muerte de Nizdorni lograron marcar el carácter de Garrett hasta convertirlo en lo que era hoy, alguien plagado de ira y remordimiento.

Khaden suspiró la ver la silenciosa escena que estaba teniendo lugar. Giró su rostro hacia la elfa que permanecía absorta en sus pensamientos.
-Azurin...-dijo en un leve susurro fijándose en como la elfa lo miró sin abrir aún sus finos labios.-Apuesto diez monedas a que no tarda ni quince minutos en estallar la pelea entre alguno de ellos.
La elfa enarcó una ceja y volvió a mirar al frente ignorando al mago por completo que intentaba relajar el ambiente con la broma.
-Cada día eres más aburrida...
-Yo acepto.-respondió Ireli tras escuchar la conversación por parte del mago.
-Menos mal que alguien guarda algo de sentido del humor en este grupo.-añadió Khaden sonriendo a la caminante.
-Hablando de grupo, ¿Donde está el nuevo?-preguntó Ireli
-Garrett prefirió que no asistiera teniendo en cuenta que trataría el tema de Caleb.-respondió el mago.
-Creo que ha hecho lo correcto.


Katherina se sentó en una de las butacas que llenaban la zona de su grupo. Suspiró al ver a su hijo caminar junto a los que eran sus nuevos compañeros mientras rezaba esperanzada porque la reunión no se alargara demasiado. El mazazo del día anterior la había dejado conmocionada, podía suponer que Khairos eligiera continuar su aventura en el grupo de su padre, cosa que no compartía en absoluto pero era lícito a fin de cuentas, pero el grupo de la Orden... ¿Qué demonios se la había perdido allí? Los miembros de la Orden eran egoístas, egocéntricos y desconsiderados. Su hijo no era así, estaba convencida de que era alguien noble y con ideales definidos. ¿Qué razón puede llevar a alguien a tomar una decisión tan desacertada?

La paladina observó como Nathan tomaba asiento en la silla dedicada al representante de la casa Doe. Aunque el joven Lord había viajado hasta allí para presenciar en parte el evento, Alexander veía con aburrimiento todo lo que sucedía. Si bien permitía que se usara sus propiedades para tal acto, el joven intentaba escabullirse y delegar sus obligaciones cada vez que le era posible.

Varios oficiales de la casa Doe se unieron a la solitaria Katherina. Julius Heide, y las hermanas Faby y Aomme Higurashi se acomodaron junto a la paladina mostrando en alguna ocasión más de un signo de apoyo para animar la tristeza que sufría desde el día anterior.
-¿No vendrá Lord Doe?-preguntó Faby
-Creo que no, al parecer ha delegado en Nathan su participación en la reunión.-respondió secamente la paladina.
-De todas formas Lord Alexander no está tan al corriente de los asuntos de la Orden como lo está Vallenorte.-añadió la cazadora.- hace bien en ausentarse, seguramente tendrá temas más importantes que tratar que todo este paripé.
-¿Has oído lo ocurrido Katherina? Lord Levi ha sido asesinado.-dijo Julius en un susurro casi inaudible.
-¿Qué?.-preguntó Katharina sorprendida.-¿Cómo que....? ¿Asesinado?
-Baja la voz, aún no lo sabe casi nadie.- respondió Julius.
Katherina miró hacia el frente y observó el rostro de Lorraine.
-Debe de haber sido un duro golpe para ella.-murmuró la paladina mientras miraba fijamente a la joven sintiendo lástima por ella.
-Pues no creo que de esta reunión salga mejor parada.-confesó Aomme.- Por lo que me he enterado, la Orden lo va a pasar bastante mal hoy.


El cruzado Marther Strang se colocó junto a la gran mesa donde ya habían tomado posición los cuatro líderes y saludó tanto a los representantes de cada grupo como al resto de los allí reunidos indicando que el evento iba a dar comienzo. Explicó brevemente las normas del mismo que rara vez se habían mantenido. Las típicas reglas de no interrumpir, faltar el respeto o armar jaleo eran en rara ocasión puestas en práctica. El cruzado leyó el listado de temas que tratarían sin saber que ni siquiera completarían el primero de ellos, que se trataba nada mas y nada menos que de lo sucedido con Caleb y Lionell.

-Bien, una vez conocéis los temas a tratar.-indicó el paladín.- comenzaremos por el asunto de Lionell y Caleb. Para aquellos que no estén en conocimiento, ambos miembros de la Orden viajaron hacia una linea temporal ajena a la nuestra rompiendo algunas de las normas vitales de más de un grupo. ¿Quién desea empezar?

Nathan Vallenorte al igual que Brandon McAllan negaron con la cabeza, ambos sabían que este tema era ajeno a sus respectivos grupos, o al menos eso era lo que pensaban. Garrett levantó la mano a lo cual el cruzado asintió tomando asiento en su gran sillón de cubierta rojiza. El caminante se puso en pie sosteniendo un pergamino entre sus manos y recorriendo la estancia con su mirada.

-La mayoría de los aquí presentes.-rompió a hablar el caminante.-sabéis o habréis oído retazos de lo que supuestamente ocurrió. Sin embargo, mucha de esa información es errónea, por lo tanto, contaré que es lo que realmente tuvo lugar en estos años con respecto al tema que vamos a tratar. Hace algo más de dos años, Lionell Sheram, hijo de Iruan Sheram y Thilane Strange, se convirtió en guardián de la Orden elegido al parecer por algunos de sus compañeros aquí presentes.

-Eso no es cierto.-interrumpió Alice incorporándose en su butaca.

El cruzado hizo un gesto al caminante para que se detuviera y dejara la oportunidad a la bruja para explicarse.

-Lionell fue elegido porque no nos quedó más remedio. Tú.-dijo señalando al caminante.-propusiste que se derrocara a Zephiel Daroudji como guardián tras la guerra del dragón por las decisiones que se llevaron a cabo. Puesto que Caleb y Lorraine aún estaban en el periodo de entrenamiento y no habían elegido a la Orden como grupo predilecto, Cireni sufría una gran aflicción y yo estaba vetada como guardiana, no nos quedó más remedio que elegirlo a él.

-Como he dicho entonces, sus compañeros lo eligieron como guardián.-continuó Garrett observando como el ceño de la bruja se curvaba lentamente ante sus palabras.-Meses después cuando Thilane Strange se corrompió, el entonces miembro en pleno derecho Caleb Vercetti decidió que Lionell no era lo suficientemente capaz para enfrentarse a su nuevo enemigo debido a los lazos existentes entre ambos. Tras proponer su idea en la ultima reunión, la mayoría decidió que había que cambiar el líder nuevamente, y así fue como Caleb salió elegido guardián de la Orden. El egoísmo y arrogancia que al igual que Lionell comparten el resto de miembro de la Orden, llevó al joven a viajar hasta otra línea temporal con el fin de alzarse como guardián en ella, y con ello,  produciendo numerosos daños que se vieron aún más agravados con el viaje que más tarde realizaría Caleb. A continuación leeré tan solo algunos de los daños causados y normas quebrantadas por el susodicho. En su hazaña se puede asegurar que Lionell hirió al menos a una decena de caminantes del tiempo mientras invadía el sagrado territorio que supone las cavernas, manipuló un portal sin previa autorización, viajó hasta una línea temporal paralela situada exactamente en nuestro pasado, y una vez allí manipuló con alevosía el devenir de los acontecimientos pertinentes. Éstos se componen de, manipular el presente y futuro de los miembros de la Orden de esa línea, trastocar el destino tanto de sus miembros como de la organización, herir e intentar asesinar de manera directa al menos a una veintena de miembros, destruir a conciencia lugares reconocidos como parte de esa Orden, matar de forma indirecta al menos a una decena de habitantes de esa línea entre los que se encontraba al menos una guardiana e incluso causar la muerte de alguno de los alter ego de miembros aquí reunidos.-insinuó mirando a los presentes antes de continuar.-Además robó el artefacto por el cual se rige la Orden de esa línea y estoy seguro de que de no haber sido detenido hubiese logrado su objetivo.

-¿Solo eso?-interrumpió Brandon riendo.
-Eso es lo que hizo Lionell, ahora seguiré con el resto.
-¿Alice quieres decir algo?- preguntó el cruzado observando como la bruja negaba con la cabeza.- Garrett ¿Que ocurrió con Lionell Sheram?
-Murió en aquella línea accidentalmente.
-Continua Garrett.
-Por otro lado además de a la Orden, se pretende culpar también al grupo de Espada de la tormenta.-confesó el caminante
-¿Disculpa? Creo que no he oído bien.-dijo el huargen mercenario incrédulo por el comentario.
-Además del consentimiento de la Orden, se sospecha que varios miembros de vuestro grupo ayudaron a Lionell a estar más cerca de su objetivo. No solo el hecho de que el joven brujo llegase hasta las cavernas y sobreviviera en el intento, sino que la mayoría de los caminantes heridos en las cavernas presentaban signos de haber sido envenenados con un veneno paralizante.
Ivy se removió en su asiento intentando pasar desapercibida.
-No tienes pruebas que demuestre eso, además eso es como si yo te culpo a ti de haber enseñado al chico como manipular un portal.-respondió contundentemente Brandon.
-Continua Garrett.-indicó Marther.
-Bien, tras lo ocurrido, el entonces guardián de la Orden, Caleb Vercetti decidió tomarse la justicia por su cuenta y viajar para dar caza a su antiguo compañero.
-¡Eso es mentira!-gritó Lorraine desde las gradas.
-Leproux guarde silencio.-gritó el cruzado.-Alice, ¿Quieres añadir algo?
-Sí,-respondió rápidamente la bruja.-a diferencia de lo que has contado, la Orden avisó a los Caminantes del tiempo, incluido a tu persona, de lo que estaba ocurriendo, y decidisteis hacer caso omiso. Si Caleb viajó hasta allí era con la intención de solucionar los daños causados, cosa que vosotros no quisisteis hacer en un primer momento.
-No permitiré que me digas como he de hacer mi trabajo.-dijo el caminante.
-Calma, Garrett continúa.-ordenó el cruzado.
-Procederé a leer los daños que provocó Caleb Vercetti. Al igual que su compañero, se adentró en las cavernas y manipuló un portal sin previa autorización, transportó hasta su destino el artefacto de la Orden dejándola vulnerable y haciendo uso de él para valerse y manipular los hechos de esa línea, entregó y destruyó varios artefactos de aquella linea temporal, cambiando muchos de los sucesos que tendrían lugar posteriormente. Transformó el futuro de varios miembros de la otra Orden, e incluso reveló una gran cantidad de información que en ningún caso ha de ser mostrada en un caso como éste. Por si aún fuera poco, ayudó en numerosas ocasiones a nuestros alter egos a derrotar a sus enemigos, favoreciendo así el futuro de estos, hasta el punto de entregar incluso un diario con toda la historia que tendría lugar en estas casi dos décadas.

De repente un estruendo sonó cuando un gran libro cayó sobre la mesa sobresaltando a los cuatro líderes y al cruzado que se encontraban en ella.
-Ahí tienes el diario del que hablas, embaucador.-dijo Zephiel que acababa de arrojar el libro que minutos antes le había entregado el joven huargen.-Entiendo que tu afán por acabar con nosotros te lleve incluso a mentir con tal de obtener lo que quieres.
-Zephiel, guarda silencio.-dijo Marther que acto seguido miró a Garrett.- ¿Es ese el libro del que hablas?
Garrett tomó el libro entre sus manos y lo ojeó rápidamente.
-Puedes leerlo exhaustivamente.-añadió Alice.- Ese es el verdadero diario de Caleb.
-Podría ser el libro que he nombrado, sí.-dijo Garrett al paladín mientras examinaba el objeto incrédulo.
-Continúa entonces, ¿Qué fue lo que ocurrió con Caleb?
-Fue exiliado obligándolo a permanecer en aquella línea temporal por el resto de sus días.
-¡¿Qué?!- gritó Lorraine con rabia mientras se ponía en pie ante las palabras del caminante antes de abandonar la sala entre lágrimas.
-Cireni, ve con ella.-susurró Zephiel.
La draenei abandonó la sala seguidamente.
-¡No tienes derecho a decidir que hacer con los miembros de mi grupo!- espetó Alice mientras se ponía en pie golpeando la mesa.
-Deberías haber tenido en cuenta eso mismo hace años, cuando decidisteis matar a uno de los nuestros.-respondió el caminante con crueldad refiriéndose a la antigua líder de su grupo.
-Tranquilizaos.-ordenó el cruzado.
-¡¿Cómo te atreves a hablarme a mí de pérdidas?!¡¿Quién demonios te crees que eres?!

La mayoría de los presentes aunque sabían que tarde o temprano ocurriría algo similar, permanecieron estupefactos antes lo que estaban presenciando. Zephiel juntó de nuevo su mano con la de Kathaisa, mientras que con su brazo libre rodeó con afán de mostrar un claro signo de protección al pequeño Thomas que estaba bastante conmocionado por los gritos entre ambos de los líderes. Khaden miró a Ireli y tragó saliva abochornado por todo que estaba ocurriendo y agradecido de que Draken Vercetti no se encontrase allí en esos momentos.

-Khairos, creo que sería mejor que salieses si no te sientes cómodo.-dijo Kathaisa al sacerdote.
-No os preocupéis por mi.-dijo el joven que aunque se sentía algo nervioso quería mostrar a sus compañeros su pleno apoyo.

-¡Silencio!-gritó el cruzado asegurándose de que ambos líderes guardaran silencio tras su orden.- Garrett, ¿Tienes algo más que añadir?
-Sí. Por último, me gustaría recalcar que la Orden al completo estuvo al corriente de las intenciones al menos del guardián Caleb. Y que no contentos con los problemas que había causado el liderazgo de la Orden, decidieron Forjar un nuevo artefacto sin el consentimiento de los aquí presentes ni tan siquiera de los miembros del Consejo.
-Alice ¿Quieres defenderte o añadir alguna información?
-Sinceramente no creo que vaya a cambiar nada. La Orden siempre ha seguido un objetivo claro, protegernos a todos nosotros. Hay gente aquí que entiende nuestra posición, y otros que por el contrario.-dijo la bruja fijándose en Garrett.- solo buscan destruirnos. Mi pregunta es, ¿Qué te hace a ti distinto al resto de enemigos que han querido acabar con nosotros?.-preguntó al caminante.
-No permitiré que te dirijas a mi de esa manera.-respondió
-Cuando los aprendices de Nizdorni aún no erais ni siquiera un grupo, la Orden ya seguía las directrices de la dragona. No te creas el ombligo del mundo caminante... El hecho de que vengamos aquí una vez al año a soportar tu constante humillación no significa que estemos obligados a serviros y obedecer a ninguno de los aquí presentes. La Orden funcionó muchos años como organismo independiente, y créeme que volvería a salir adelante de repetirse nuevamente.

La amenaza de la bruja sentó como un jarro de agua fría a la mayoría que a esas alturas se habían incorporado en sus asientos atendiendo con atención cada palabra que se decían el uno al otro.

-Bien, como veo que has dejado clara tu posición.-continuó Garrett.- me gustaría pedir tanto al consejo como al resto de líderes el apoyo para ejercer la condena por los daños ocasionados.

La bruja frunció el ceño expectante a oír lo que el caminante le tenía preparado.

-Exijo que se elija entre el castigo mínimo que consistirá en el cambio de las actual guardiana Lorraine Leproux a otro miembro de su grupo que estén en mayor disposición de ejercer el puesto, y por supuesto a destruir el nuevo talismán creado por la Orden sin consentimiento de ninguno de los aquí presentes...

Zephiel apretó la mandíbula al oír esas palabras. Miró a su grupo detenidamente y cayó en la cuenta de que si Lorraine dejaba de ser guardiana... el único en condiciones de serlo sería el nuevo miembro, su hijo.

-... de lo contrario, exijo que se aplique la pena máxima que consta de la disolución completa de la Orden y destrucción de los artefactos que protegen.

Un sonido de asombro recorrió la sala al completo. Nathan miró hacia el palco donde se encontraba Katherina esperanzado en que su rostro mostrase qué debía hacer. Khaden miró a Azurin e Ireli que no daban crédito a lo que oían sus oídos. Los mercenarios permanecieron más atentos que nunca, y entre los miembros de la Orden se creó un nudo en el estómago y una sensación de temor invadió a cada uno de ellos.
Alice golpeó la mesa con la mano mientras se ponía en pie y los vasos de agua situados sobre ella estallaron haciéndose añicos y derramando el líquido que contenían.

-¡Óyeme bien caminante, te juro que como disuelvas la Orden no parare hasta acabar contigo!-amenazó la bruja y acto seguido recorría la sala marchándose de la misma dejando únicamente un portazo tras de sí.




Alice caminó por el largo pasillo mientras cerraba sus puños cargados de ira. Se oyeron rápidamente varios pasos que la seguían.

-¡Alice espera! ¡Detente!

La bruja giró hasta uno de los corredores que llevaban a las habitaciones y apoyó la espalda en la pared mientras rompía a llorar de impotencia.

-Alice...
Brandon alcanzó a la bruja y examinó su rostro cargado de tristeza.
-Brandon, no es el mejor momento.- dijo mientras descendía derrotada quedando sentada en el suelo.
-Ey, tranquila, no pasa nada.-la consoló el líder mercenario que se arrodilló frente a la humana limpiando sus mejillas mojadas con sus dedos.-Todo saldrá bien, te lo prometo.
-¿Es que no has oído lo que ha dicho?-preguntó sollozando.- Nos quiere disolver.
-Eso no ocurrirá.
-Ya ocurrió la otra vez, ya sabes lo que pasó con el quinto grupo...-respondió haciendo una pausa para tomar aire.-Al final sus miembros tuvieron que repartirse o desaparecer.
-Ey, confía en mi.-susurró el huargen mientras sus ojos se encontraban con los de Alice.
Brandon tomó las manos de la guardiana entre las suyas y le dio un tierno beso en el dorso. Con su dedo pulgar limpió una lágrima que descendía rápidamente por el rostro de la bruja, y después sostuvo delicadamente su barbilla mientras juntaba sus labios con los de ella. Tras separarse vio como Alice aplacaba levemente su llanto aun conservando su desconsuelo.
-Alice.- susurró el mercenario mientras acariciaba los cabellos oscuros de su amada.- Sé que yo no soy él.-dijo refiriéndose a James.-Yo... no puedo hacer que... con un solo beso olvides todas tus penas y preocupaciones, pero sabes que también moriría por ti si fuese necesario.

Alice sintió un pinchazo en el pecho al oír su nombre, pero rápidamente sus recuerdos fueron encerrados en aquel lugar de su mente evitando que salieran a flote y la destrozaran aún más si cabía. Acarició la perilla rojiza del mercenario forzando una casi imperceptible sonrisa que iluminó el rostro de Brandon, que la rodeó con sus brazos para fundirse con él en un tierno abrazo.

Ambos sabían que lo peor estaría por llegar, pero nadie podría arrebatarles ese momento que compartían y que ahora pertenecían solo a ellos dos.