viernes, 13 de marzo de 2015

Batalla entre colosos


Sus dedos se aferraron con fuerza a la cubierta de aquel misterioso y siniestro libro abarrotado de extraños símbolos y oscuros secretos. Pensó tan solo por unos segundos en deshacerse de él, evitando así aquella trágica burla que el destino le había preparado, sin embargo, la curiosidad de Azrhael crecía por momentos. Puede que la temeridad o la locura fuera la palabra que cualquiera usaría para describirlo como persona, pero él veía más un reto, un desafío, un acertijo que debía ser desenmascarado sin importar las pérdidas, ya que quizás solo así llegaría a conseguir sus más profundos anhelos.

Kyle recogió los últimos papeles que el brujo había dejado en el escritorio de su casa. Se detuvo antes de partir mientras examinaba en silencio al encargado de la casa Leproux. Los ojos verdosos que contrastaban con la piel morena de Azrhael no se separaban ni un momento del libro.

-¿Llevarás ese libro con vos, señor Darkhollow, o querrá que lo guarde con el resto de pergaminos y libros?
-Gracias Kyle.-respondió levantando la vista un instante.- Este lo llevaré conmigo.
-Entendido, una pregunta señor Darkhollow. Si vos y la señorita Licaia partís, ¿Quién se encargará de todas las cuentas de la casa Leproux en vuestra ausencia?
Azrhael enarcó una ceja mientras miraba al joven de arriba a abajo antes de responder.
-¿Para qué demonios crees que te estoy pagando acaso?-respondió finalmente el brujo frunciendo el ceño.
-Pero señor... aún no he recibido ni una sola moneda de...
-¡Y con esa actitud no la recibirás nunca!
-Pero señor, yo...
-Ya has oído bien Kyle, no hay más que hablar de este asunto.
El joven empujó sus anteojos con el dedo indice mientras bajaba los hombros apesadumbrado.
-Vamos Kyle, no te pongas así. Tienes que pensar que es un orgullo trabajar para la casa Leproux... y lo que es mejor, trabajar para mi.-Azrhael sonrió ante el joven que ahora parecía más desilusionado si cabía. El brujo se percató de las cualidades del joven y decidió probar suerte por una última vez antes de partir. En silencio extendió los brazos y le entregó el libro.
-¿Ves esto? Es imposible de abrir... ya lo han intentado una veintena de personas. Si de verdad quieres aumentar... o bueno,... comenzar a conseguir alguna ganancia, encuentra la forma de abrirlo.

Kyle cogió el libro entusiasmado mientras lo examinaba de arriba a abajo. Su amplia experiencia y su amor por los libros serían más que suficiente para desentrañar el secreto que guardaba ese extraño tomo. Mientras Azrhael terminaba de recoger sus cosas y preparar su talega, Kyle en cambio se dedicó a buscar la forma de demostrarle a su superior que su labor era más importante de lo que se podría haber imaginado.

-Jefe..., disculpadme, entiendo que os hayáis esforzado mucho en mantener a salvo el... truco, pero este tipo de rompecabezas no desafía la inteligencia de nadie...-respondió el joven escriba mientras analizaba con unas pinzas una de las hojas del libro.
-¿A qué te refieres?
-Es sencillo, mirad, el broche que finge cerrar el libro, está unido a ambas cubiertas. Esto significa que... esta unión nunca se abrirá, por mucho que se fuerce. Está pegado por así decirlo.-dijo Kyle mientras tiraba del enganche que unía ambas tapas del susodicho libro.
-Ese libro lo ha abierto más gente, joven. Es absurdo que digas que no es posible que se pueda abrir.
-No he dicho eso. El broche está unido potentemente, pero mirad.-Kyle usó sus pinzas para atrapar una de las hojas que podían verse entre las dos cubiertas del libro. El escriba tiró de la hoja rasgando una larga tira delgada compuesta del blanquecino papiro.- Si lo que se ve fueran hojas de verdad... no hubiese arrancado una tira uniforme, sino un trozo más redondeado o media pagina... aquello que la pinza y mi fuerza hubiese podido separar del resto.
-Al grano Kyle, ¿Qué demonios quieres decir?
-Fácil jefe, la apertura del libro no es esta... sino esta...
Kyle giró el libro, y cogiendo un punzón de su bolsa hizo palanca en el lomo del libro. Un trozo del mismo cayó al suelo dejando entrever un sin fin de páginas que ahora aguardaban esperando ser leídas.
-Estás diciendo que... ¿Lo hemos estado intentando abrir por el lomo todo este tiempo?-preguntó Azrhael incrédulo mientras se sentía la persona más estúpida del firmamento en aquellos momentos.
-Si bueno... estaba muy bien hecho. No era culpa vuestra, yo he pasado mucho tiempo entre libros y sé cómo están hechos. Aquel que haya hecho esto, ha puesto todo su empeño en que nadie lo descubriese tan fácilmente.

Kyle abrió el libro al terminar de hablar. De repente un haz de luz verdosa salió desprendida por la habitación. Azrhael retrocedió varios pasos, ni siquiera había tenido tiempo de avisar al escriba cuando un grotesco y robusto brazo cubierto de humo y sombras de color verde oscuro salió del libro agarrando al joven del cuello. La bestia sacó otro brazo y apoyándose en el suelo salió a flote desde el misterioso objeto mostrando así su demoníaco rostro. El brujo retrocedió al ver lo ocurrido hasta sentir que su espalda entraba en contacto con la pared. El demonio estrangulaba al joven que agitaba los pies en el aire mientras intentaba aferrarse a los grandes dedos del monstruo que rodeaban su cuello.
-¿Eres tú el que ha encerrado parte de mi alma en este maldito y mundano objeto?-preguntó el demonio en un excelente idioma común.
-No... yo...-balbuceó el escriba.
-Lo suponía....

El rostro y el cuerpo del joven comenzó a consumirse poco a poco hasta terminar convertido en una montaña de ceniza en el suelo de la habitación. Azrhael permaneció impactado al ver la escena. El demonio giró sobre si mismo mientras parte del torso junto con sus brazos y cabeza permanecía fuera del libro.
-Vamos... acércate... no tengas miedo...-susurró el demonio al ver a Azrhael en un extremo de la habitación.- ¿Acaso eres tú el que me ha encerrado aquí?...

Los ojos viles del demonio se clavaron en los del brujo, que intentaba acelerar el ritmo de sus pensamientos de manera que pudiera salir de esa situación con vida. Azrhael reconoció algo en sus palabras... quizás hubiese pasado desapercibido pero la forma de ese demonio, su voz, su lenguaje... le recordó a cuando un brujo usa el poder de los demonios para realizar una metamorfosis para tomar momentáneamente la forma de estos. Entonces todo encajó en su mente, debía ser listo y jugarse todo a cara o cruz si quería sobrevivir.

-No puedes hacerme nada demonio... o debería decir...Kanrethad.-dijo el brujo seguro de sus palabras.-O al menos.. parte de lo que en su día fuiste...

Azrhael remangó la manga de su toga y mostró el brazo donde se dibujaron un sinfín de líneas púrpuras que terminaron en un circulo con un pentagrama en la palma de su mano.

-¿Crees que no puedo matar a un brujo? Estás equivocado....

El espejismo de Kanrethad alzó su brazo para golpear al brujo pero sin preverlo su mano impactó con un escudo mágico que brilló en forma de reflejo tras el golpe.

-Sabes que eso no me detendrá...-susurró el demonio.
-Lo sé, pero deberías saber que si buscas salir de ahí... no estás siendo inteligente matando a aquellos que descubren tu presencia.- Azrhael analizó el rostro del demonio tras estas palabras, sonriendo al ver la angustia reflejada en el mismo.- Soy un brujo, un pactista... y creo que si quieres podrías matarme, pero no vas a encontrarte con muchos más como yo... así que, si eres algo... sagaz, deberías confiar en mi.
-Me sacarás de aquí... o de lo contrarío consumiré tu alma... como he hecho con muchos antes...
-Hasta ahí estamos de acuerdo, pero necesitaré tiempo...
-Tendrás diez días...
-Un año.-contradijo el brujo observando como el demonio fruncía el oscuro ceño apenas visible.
-Seis meses...
-Trato hecho, como contraparte... queda decidir que ganaré yo a cambio por ayudarte.
-¿Qué quieres brujo? No me hagas perder más el tiempo...
-Me enseñarás el secreto del fuego vil.
-Ja ja ja.- el demonio rió ante la propuesta del humano.- Que así sea... aunque no te servirá de nada, cuando haya destruido Azeroth...

El demonio desapareció en un remolino de luces encerrándose de nuevo en el libro, que se cerró tras de sí. Azrhael avanzó lentamente y cogió el pesado libro del suelo, mientras acariciaba la cubierta sonrió murmurando.
-No tienes secretos para mi Kanrethad... tu aprendiz fue mi maestro. Sé como piensas y sé como detenerte.

Un sonido en la puerta alertó al brujo que introdujo rápidamente el libro en su talega y la cargó al hombro.
-Azrhael venía a ver si ya estabas listo para...-Licaia entró en la habitación y observó extrañada el decorado que había dejado todo lo ocurrido tras de si-Azrhael... -Licaia miró al brujo, el libro y por ultimo el montón de ceniza del suelo.
-Nos vamos.-respondió mientras agarraba a la huargen del brazo y tiraba de ella.

Ambos caminaron rápidamente por las calles de Forjaz que parecían más desiertas que nunca.
-Azrhael... ¿Qué es lo que ha ocurrido? No será...
-Es el libro sí, y lo que has visto eran... los restos de Kyle.
-Azrhael, creo que tienes un problema con los libros... ¿Es algo genético? ¿Has pensado en buscar.. no sé, otra afición? ¿Algo más seguro tal vez?
-La lectura está sobrevalorada si...lo intentaré para la próxima vez, ahora date prisa.
-¿Cuanto tiempo tenemos esta vez?-preguntó la huargen arqueando una ceja
-No mucho Licaia, no mucho.
-¿A dónde vamos? ¿Qué pasa con los críos?
-Maldita sea... los críos...-dijo deteniéndose en seco mientras se masajeaba la frente con la mano.-está bien, tu ve a buscarlos, yo me adelantaré, os esperaré en el anden del tranvía. Licaia, date prisa.
-Entendido.

Azrhael caminó a paso ligero hasta que se adentró en los túneles donde se situaban los andenes para tomar el tranvía, no sin antes esquivar un par de ratas que plagaban la zona campando a sus anchas por aquel sucio lugar. Suspiró mientras se aseguraba de que el próximo tren llegaría tan solo en unos pocos minutos, mientras que imploraba para el grupo regresara a tiempo y no tener que esperar más de lo necesario. Fue entonces cuando sintió que alguien había golpeado levemente su hombro en un par de ocasiones con el fin de atraer su atención.

El brujo se giró casi agradecido de la celeridad que se habían dado los críos cuando sintió un duro golpe en la mandíbula que le obligó a trastabillar cayendo de espaldas al suelo. Khaden sacudió su dolorida mano tras el puñetazo que le había propinado al brujo.

-¿Pero qué demonios...?-murmuró Azrhael mientras se llevaba las manos a la boca y limpiaba con sus dedos un hilo de sangre que descendía de su labio. El brujo tornó su expresión mientras se incorporaba.
-Espero que el aviso haya quedado bastante claro.-dijo el mago mientras permanecía en una postura de superioridad.
-Lo que ha quedado claro... es que no sabes quien soy...

Los ojos de Azrhael se tornaron oscuros mientras las líneas de la piel de su brazo brillaban más que nunca en ese tono púrpura característico de su maldición. Una especie de látigo mágico cruzó rápidamente la distancia entre él y su oponente para rodear el cuello del mago. Khaden intentó deshacerse el yugo maléfico pero fue demasiado lento, antes de que pudiera reaccionar, Azrhael había logrado atraparlo y con ello había conseguido tenerle en el punto que necesitaba para acabar con él. El brujo no tuvo contemplaciones en asfixiar poco a poco a su adversario mientras este comenzaba a elevarse en el aire sujeto por el oscuro látigo. Ni siquiera se detuvo cuando el resto del grupo llegó al anden, ni tras oír los gritos de Ireli que era sujetada por el resto de sus compañeros para que no interfiriera en la batalla.

Khaden intentaba liberarse de aquella fuerza pero sentía cada vez más la falta de aire. En su último aliento el mago aprovechó para liberar su mente de las ataduras demoníacas y realizando un ligero gesto con la mano el mago desapareció de repente. Azrhael miró a su alrededor anonadado, preguntándose como había logrado evitar su ataque. Bastaron unas milésimas de segundo para que la traslación mostrara de nuevo al mago. Su mirada fulminó al brujo que permaneció alerta a cualquier movimiento por parte del mago.
-Así que quieres jugar duro... yo también puedo ser duro...-amenazó Khaden realizando un hechizo que invocó un gran bastón cristalino de color azulado en su mano derecha.
-¡No! ¡Deteneos! ¡Parad!-gritó Ireli que forcejeaba con el resto de sus compañeros.
Lynnette y Jace agarraron a la joven por los brazo mientras que Brandon se colocó delante de ella para evitar que saliera perjudicada.
-Esta no es tu guerra Ireli...-susurró el mercenario mientras se giraba para tranquilizar a la paladina.

Khaden invocó varió misiles arcanos que de dirigieron rápidamente hacia el brujo. Azrhael cogió su bastón colocándolo frente a él en posición vertical. Los misiles chocaron con un escudo mágico que protegía al brujo. Tras parar cada uno de los ataques, lanzó varias descargas de las sombras que giraban en el aire con la intención de neutralizar al mago. Khaden esquivó los ataques mientras avanzaba rápidamente hasta la posición de su enemigo. Sus manos se movieron al mismo tiempo para lanzar una gran tromba a escasos metros del brujo, pero Azrhael se apartó a tiempo. Aprovechando la falta de energía del mago y por lo tanto su escasa potencia de fuego, el brujo golpeó con el bastón al mago en el pecho y acto seguido atravesó con la punta afilada situada al extremo inferior del mismo, el pecho de su enemigo.

El mago cayó de rodillas con la cara desencajada mientras una gran mancha de sangre roja cubría su camisa, que aumentó de tamaño cuando el brujo extrajo en un rápido movimiento la punta de su arma. Los gritos de asombro del grupo cesaron ante los oídos de Khaden, que miró el suelo desorientado mientras se precipitaba de rodillas. Los ojos del humano se fijaron en sus manos que comenzaron a brillar, y poco a poco ese extraño brillo azulado se convertía en nada. Desapareciendo completamente de aquel lugar sin dejar rastro alguno tal cual haría un mero reflejo.

Azrhael bajó su arma relajado preguntándose que diantres había pasado. Fue entonces cuando sintió un sólido dolor en el cuello que golpeaba su garganta impidiéndole respirar.
-Te has metido con el mago equivocado...-dijo Khaden que sujetaba fuertemente el bastón con el que intentaba asfixiar a su adversario.
Azrhael cayó lentamente de rodillas mientras agarraba el arma de su enemigo que apretaba su cuello con la intención de liberarse. Khaden empujó al brujo hasta que quedó tumbado en el suelo y clavó su rodilla en la espalda de su enemigo sin detener su ataque.

Un estruendo desvió la atención del mago que se percató de que el tranvía se aproximaba a la zona.
-Estas de suerte brujo, vamos a jugar a un juego.-le susurró Khaden al oído.

El mago propinó varias patadas en el costado al brujo y lo arrastró hasta el borde del anden. Khaden pisó el cuello del brujo mientras se aseguraba que la cabeza sobresaliera del límite de piedra donde se sobrevenía el hueco por el que transitaban los vagones.

-Te quedan pocos segundos para rendirte... y alejarte de los muchachos. De lo contrario, los enanos recogerán tu cabeza de entre los hierros del tranvía. Tu decides.

Azrhael se sintió demasiado débil como para resistirse o repeler a su enemigo nuevamente. Su cuerpo estaba totalmente dolorido y el poco aire que absorbía era lo que le separaba de una muerte segura.

-¡No lo hagas Khaden! ¡Tu no eres así!- gritó Ireli desde la entrada del túnel donde estaba situado el resto del grupo.

El mago ignoró las palabras de la joven
-Se acaba tu tiempo brujo...-amenazó.

Khaden permaneció inmerso en sus actos hasta que sintió un profundo dolor en la espalda provocando que saliera despedido por los aires hasta caer de bruces en el anden contiguo. El mago sacudió la cabeza mientras se recomponía, apoyó una rodilla en el suelo descargando el peso de su cansado y dolorido cuerpo en ella. Khaden recorrió la zona con la mirada y vislumbró como Licaia bajaba su mano cubierta de un aura cárdena. El ceño del mago se frunció cuando la huargen se acercó hasta Azrhael para ayudarlo.

-Él no está solo...-respondió Licaia ante la fulminante mirada del mago mientras ayudaba a su compañero a ponerse en pie.

Los vagones se detuvieron entre ambos enemigos, separándolos momentáneamente. Azrhael subió lentamente ayudado por la huargen y se giró hacia el grupo. Extendió su mano ante Ireli y el resto para que se unieran a ellos, y segundos después el grupo ocupó cada uno de los vagones.

Ireli miró a Khaden con sus ojos empañados en lágrimas mientras éste permanecía arrodillado en el robusto suelo de piedra.

-Lo siento Khaden... espero que lo entiendas...

El tranvía se puso en movimiento poniendo distancia entre ambos bandos, y alejando así a Ireli y al resto del que había sido hasta entonces su maestro, sin saber si volverían a reencontrarse algún día.

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(Final alternativo)

El brujo se giró casi agradecido de la celeridad que se habían dado los críos cuando sintió un duro golpe en la mandíbula que le obligó a trastabillar cayendo de espaldas al suelo. Khaden sacudió su dolorida mano tras el puñetazo que le había propinado al brujo.

-¿Pero qué demonios...?-murmuró Azrhael mientras se llevaba las manos a la boca y limpiaba con sus dedos un hilo de sangre que descendía de su labio. El brujo tornó su expresión mientras se incorporaba.
-Espero que el aviso haya quedado bastante claro.-dijo el mago mientras permanecía en una postura de superioridad.
-Lo que ha quedado claro... es que no sabes quien soy...

Los ojos de Azrhael se tornaron oscuros mientras las líneas de la piel de su brazo brillaban más que nunca en ese tono púrpura característico de su maldición. Una especie de látigo mágico cruzó rápidamente la distancia entre él y su oponente para rodear el cuello del mago. Khaden intentó deshacerse el yugo maléfico pero fue demasiado lento, antes de que pudiera reaccionar, Azrhael había logrado atraparlo y con ello había conseguido tenerle en el punto que necesitaba para acabar con él. El brujo no tuvo contemplaciones en asfixiar poco a poco a su adversario mientras este comenzaba a elevarse en el aire sujeto por el oscuro látigo. Ni siquiera se detuvo cuando el resto del grupo llegó al anden, ni tras oír los gritos de Ireli que era sujetada por el resto de sus compañeros para que no interfiriera en la batalla.

Khaden intentaba liberarse de aquella fuerza pero sentía cada vez más la falta de aire. En su último aliento el mago aprovechó para liberar su mente de las ataduras demoníacas y realizando un ligero gesto con la mano el mago desapareció de repente. Azrhael miró a su alrededor anonadado, preguntándose como había logrado evitar su ataque. Bastaron unas milésimas de segundo para que la traslación mostrara de nuevo al mago. Su mirada fulminó al brujo que permaneció alerta a cualquier movimiento por parte del mago.
-Así que quieres jugar duro... yo también puedo ser duro...-amenazó Khaden realizando un hechizo que invocó un gran bastón cristalino de color azulado en su mano derecha.
-¡No! ¡Deteneos! ¡Parad!-gritó Ireli que forcejeaba con el resto de sus compañeros.
Lynnette y Jace agarraron a la joven por los brazo mientras que Brandon se colocó delante de ella para evitar que saliera perjudicada.
-Esta no es tu guerra Ireli...-susurró el mercenario mientras se giraba para tranquilizar a la paladina.

Khaden invocó varió misiles arcanos que de dirigieron rápidamente hacia el brujo. Azrhael cogió su bastón colocándolo frente a él en posición vertical. Los misiles chocaron con un escudo mágico que protegía al brujo. Tras parar cada uno de los ataques, lanzó varias descargas de las sombras que giraban en el aire con la intención de neutralizar al mago. Khaden esquivó los ataques mientras avanzaba rápidamente hasta la posición de su enemigo. Sus manos se movieron al mismo tiempo para lanzar una gran tromba a escasos metros del brujo, pero Azrhael se apartó a tiempo. Aprovechando la falta de energía del mago y por lo tanto su escasa potencia de fuego, el brujo golpeó con el bastón al mago en el pecho y acto seguido atravesó con la punta afilada situada al extremo inferior del mismo, el pecho de su enemigo.

El mago cayó de rodillas con la cara desencajada mientras una gran mancha de sangre roja cubría su camisa, que aumentó de tamaño cuando el brujo extrajo en un rápido movimiento la punta de su arma. Los gritos de asombro del grupo cesaron ante los oídos de Khaden, que miró el suelo desorientado mientras se precipitaba de rodillas. Los ojos del humano se fijaron en sus manos que comenzaron a brillar, y poco a poco ese extraño brillo azulado se convertía en nada. Desapareciendo completamente de aquel lugar sin dejar rastro alguno tal cual haría un mero reflejo.

Azrhael bajó su arma relajado preguntándose que diantres había pasado. Fue entonces cuando sintió un sólido dolor en el cuello que golpeaba su garganta impidiéndole respirar.
-Te has metido con el mago equivocado...-dijo Khaden que sujetaba fuertemente el bastón con el que intentaba asfixiar a su adversario.
Azrhael cayó lentamente de rodillas mientras agarraba el arma de su enemigo que apretaba su cuello con la intención de liberarse. El brujo arrastró lentamente sus manos hasta agarrar las muñecas del mago y comenzó a desprender calor quemando la piel de su enemigo.

Khaden soltó el bastón rápidamente desprendiendo un grito de dolor. El brujo aprovechó la situación y alcanzó el arma de su enemigo con la que segundos después le golpeó en el costado rompiendo la vara en varios trozos.

El mago se abalanzó hacia el brujo y forcejearon inmersos en una despiadada pelea mientras rodaban por el suelo del anden. Azrhael golpeó la cabeza del mago contra el suelo haciendo que Khaden quedara algo aturdido. La manos del brujo se aferraron al cuello del mago que no pudo hacer nada por defenderse.

-Llegó tu hora mago... despídete de una vez por todas...

Un estruendo desvió la atención del brujo que se percató de que el tranvía se aproximaba a la zona y volvió a centrarse nuevamente.

-¡No lo hagas Azrhael! ¡No lo mates!- gritó Ireli desde la entrada del túnel donde estaba situado el resto del grupo.

El brujo ignoró las palabras de la joven

Ireli miró impotente la escena mientras veía como su maestro moría lentamente bajo las manos del brujo. De repente sintió como una brisa acarició un mechón de cabello que descansaba junto a su rostro, mas que una brisa pareció un susurro, un silbido. La joven no tuvo tiempo de desviar la mirada cuando la flecha ya había atravesado la distancia y había logrado perforar el hombro del brujo.

Azrhael soltó un alarido de dolor ante el disparo.

-La próxima no fallaré.-amenazó Isnalar que se acercaba con paso decidido hasta el brujo.

Los vagones se detuvieron en el pasillo subterráneo situado frente a ellos. Azrhael subió lentamente ayudado por la huargen y se giró hacia el grupo. Miró a Ireli y extendió el brazo donde no tenía clavada la flecha mientras Licaia se encarga de evitar que perdiera más sangre de la necesaria.


Ireli miró a Azrhael con sus ojos empañados en lágrimas mientras éste permanecía expectante en el vagón.

-Lo siento Azrhael... no puedo hacerlo...-dijo Ireli mientras corría hasta el cuerpo del mago que yacía inconsciente en el suelo.


El tranvía se puso en movimiento poniendo distancia entre ambos bandos, y alejando así a Ireli y al resto del que había sido hasta entonces su protector, sin saber si volverían a reencontrarse algún día.

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Para la trama del grupo de Ireli & Cia, el grupo deberá elegir entre uno de los dos finales existentes.

Si el grupo decide quedarse con Azrhael...




Viajaran a través de Azeroth para ayudar a desentrañar el misterio del libro y vencer los resquicios del alma de Kanrethad. El grupo estará dirigido por Azrhael Darkhollow.

Si el grupo decide quedarse con Khaden...



Volverán a cavernas del tiempo donde descubrirán las intenciones que tenía el traidor Kairoz, y se prepararán para la futura batalla con el poderoso dragón en Draenor. El grupo estará dirigido por Khaden Green.