domingo, 25 de enero de 2015

Sombras del vacío


Una vez más, como si ya hubiese revivido esa escena un millar de veces antes, Garrett despertó. Su rostro se hallaba junto al frío suelo de piedra, y mientras sus ojos se acostumbraban lentamente a la innata oscuridad de aquel siniestro lugar, tan solo podía oír el fugaz tintineo de las gotas impactando contra la tierra que moldeaba los cimientos de aquel cementerio como única melodía de fondo. 

Se incorporó lentamente, mucho más despacio de lo que debería, ya que la pesadez que sentía en todo su cuerpo junto con un profundo vacío le inundaron por completo. Había perdido la cuenta de cuantas veces había visto aquello mismo, cada paso, cada parte de aquel lugar. Caminó con desgana por los oscuros pasadizos que conformaban aquel caótico y maquiavélico laberinto, que sin embargo, no se trataba más que del lugar donde se encontraba el cementerio del clan Sombraluna. Tan solo algunas escasas antorchas y un sinfín de runas y pinturas luminosas otorgaba lo necesario para seguir avanzando. Cada pasillo, cada parte de aquel lugar le recordaba que no era más que un extraño, un simple humano que no debería estar allí, en tierras orcas... en tierras sembradas por la oscuridad.

El caminante del tiempo continuó el mismo sendero que había recorrido numerosas veces atrás, encontrándose con todo tal cual lo había hecho antes. Orcos, brujos e incluso un sinfín de esqueletos se confinaban en el suelo por el cual caminaba confiadamente. Quizás aquello no era más que un juego producido por su mente, o puede que fuera un hechizo lo que le mantenía ahí atrapado, pero dentro de su ser, Garrett sintió pánico, pánico por no saber la razón por la que todo aquello se repetía sin cesar una vez tras otra.

No tardó mucho en llegar al lugar donde todo terminaba, el lugar bloqueado por barrera de piedra. La gran puerta compuesta de roca estaba custodiada por un sofisticado mecanismo que la mantenía cerrada a cal y canto. Garrett pasó los dedos por los grabados en la robusta piedra, percatándose una vez más de que el círculo tallado poseía cinco huecos. No hizo falta mucho tiempo para que el joven caminante se percatase que esos hundimientos en la piedra habían sido creados para albergar runas, runas que tan solo el pueblo orco o los Sombralunas conociesen. Durante las siguientes horas encontró cada una de las cinco runas, buscando por los lugares que había descubierto en anteriores ocasiones, sintiendo entonces otra vez el pesar de la sensación de que todo aquello no serviría de nada.



Reunió las cinco runas y se dirigió hacia la puerta. La segunda prueba sería más difícil que la anterior si cabía, era hora de colocarlas. Había probado todas las combinaciones posibles, pero siempre fallaba recibiendo una letal descarga que le transportaba de nuevo al inicio, donde despertaba siempre sobre el frío suelo. Sin duda era una trampa, pero ¿Cómo sortear dicho contratiempo?

Antes de colocar las runas y fallar nuevamente, decidió tomarse un tiempo de reflexión. Los minutos en ese lugar no avanzaban, y al parecer estaba atrapado quien sabe hasta cuando, con lo cual no sintió prisa alguna por precipitarse. Observó cada una de las cinco piedras con runas, cada una de un color distinto al resto, cada una con un símbolo diferente. Inconscientemente se llevó una mano al pecho hasta chocar contra su armadura, confirmando así que no estaba allí, el talismán que tanto le había ayudado meses atrás hacía ya tiempo que no estaba junto a él. Posiblemente este hecho hubiese minado la poca moral que conservaba, pero en cambio Garrett optó por no rendirse. No necesitaba el talismán ni siquiera ayuda alguna para salir de aquel confinado lugar.

Mientras recordaba los años de entrenamiento como caminante del tiempo, oyó en su mente una voz. Una aguda y estrafalaria melodía que sería capaz de desquiciar hasta al ser más paciente del universo, la voz de Nizdorni. Rememoró cada una de las advertencias, cada consejo o incluso cada una de las enseñanzas que había aprendido durante aquel momento de su vida. Fue entonces cuando vio esperanzas. El humano se quitó pacientemente unos de sus guantes y acarició con las yemas de sus dedos las piedras con runas grabadas. Cerró los ojos concentrándose mientra que por un momento tan solo se escuchaba el sonido de su respiración. Sus dedos pasaron por cada ramificación que componía el símbolo de la roca, y en su mente cruzó fugazmente el lugar donde debía colocarla. Confiando en sus instintos, Garrett depositó la runa en el hueco, y vislumbró como una linea de color cían iluminaba la runa y avanzaba por el circulo hasta llegar a otro de los vacíos. Se concentró nuevamente para ordenar así el resto de las piedras mientras se iban iluminando lineas y símbolos de diferentes tonalidades.

La puerta siguió cerrada. Aunque todas las runas parecían encajar a la perfección, la gran piedra que bloqueaba el camino parecía no tener la intención de que se fuera a abrir. Extrañado, Garrett observó cuidadosamente el mecanismo mientras analizaba cada una de las piedras. Centró sus pocas energías en procurar tener otra de las intuiciones o quizás visiones que había tenido segundos antes. Depositó su mano sobre el centro iluminado de la puerta, y rápidamente se reflejó dentro de su cabeza como la mano de un orco ocupaba el lugar donde ahora se encontraba la suya. La mano de color marrón con trazas de pintura blanquecina se apoyó con fuerzas mientras giraba sobre si mismo el circulo central del mecanismo. Tras dibujar una medialuna con el giro, el centro de la puerta de desplegó dando lugar a una sexta piedra y el lugar donde colocarla.

Garrett sonrió para sus adentros mientras realizaba los mismos movimientos que había presenciado, y en efecto apareció la ultima runa. Tras colocarla en el lugar indicado, la puerta comenzó a temblar desmesuradamente. Sin poder evitar retroceder algunos pasos, el joven humano permanecía ensimismado mientras se preguntaba que habría al otro lado de la misma. Avanzó lentamente mientras la compuerta terminaba de abrirse y vio entonce algo que le dejó sin palabras. Un escalofrío recorrió su espalda junto a un frío sudor que le impedía seguir avanzando.
Todo aquello cuanto se veía era vacío, un oscuro lugar entre negro y purpura en el cual no había nada, absolutamente nada.

Mientras caminaba lentamente con cuidado de no dar siquiera un paso en falso, observó el camino de peldaños traslucidos que se hallaban bajos sus pies, aproximándose hasta una especie de plataforma circular formada con piedras que parecía estar suspendida en mitad de aquel vacío. Su pie abandonó el ultimo escalón para tocar la solida piedra. Garrett observó mientras sostenía con su mano la maza que había llevado en su cintura, que había una figura en el otro extremo, un orco. Sus ojos parecían blancos, y las pinturas de rituales o de guerra recorrían su rostro y su cuerpo cubierto por una túnica azulada y violeta.

-Al fin has logrado llegar hasta a mí...-dijo el orco con una profunda y grave voz que parecía taladrar la mente de aquel que lo escuchaba.
-¿Quién eres?-preguntó Garrett mientras avanzaba con cautela.
-¿Qué importa eso ahora? ¿Qué importa eso cuando estás muerto?
Garrett miró a su alrededor mientras escuchaba atentamente las palabras hirientes que desprendía el orco.
-¿Estoy muerto?-preguntó desconfiadamente.
-Aún no.-dijo el orco mientras plasmaba una sonrisa en su rostro.- Pero vas a estarlo... yo voy a encargarme de ello.

Garrett frunció el ceño cambiando por completo su expresión mientras mantenía la maza de gran tamaño entre sus manos.

-Si crees que eres capaz de vencerme...entonces es que no me conoces...-dijo el humano con total convicción.

De repente un rayo cayó junto al paladín haciendo que saliera despedido por los aires. Rodó por el suelo mientras lograba esquivar un segundo rayo. Avanzó rápidamente hacia el orco mientras evitaba ágilmente los numerosos ataques que salían proyectados desde sus manos, hasta que uno de ellos golpeó su arma obligándole a deshacerse de ella. El orco hizo un movimiento con el brazo mientras que un haz purpura recorrió la distancia entre la que se encontraban. La luz serpenteo hasta impactar contra el humano, siendo entonces cuando comenzó a sentir un agónico dolor alrededor del cuello. Aquello, fuese lo que fuese lo estaba estrangulando, y aunque el joven se retorcía intentando zafarse del ataque del enemigo, le resultó totalmente imposible. Cayó de rodillas mientras intentaba agarrar aquel látigo inmaterial, cuando de repente un nuevo rayo cayó de aquel oscuro cielo de vacío.

El rayo pareció atravesar esta vez al orco, que desconcertado por lo ocurrido recorrió el lugar con la mirada hasta encontrarlos. Un numeroso grupo bajaba con presteza los peldaños traslucidos hasta llegar a la plataforma. Frunció el ceño mientra su iracunda mirada se posaba en aquellos intrusos. Cireni lanzó otro rayo, pero esta vez el orco fue más ágil, contraatacando rápidamente. El duelo entre la draenei y el orco no parecía tener fin, cada cual intentaba derribar al contrario, pero ambos permanecían indemnes ante la ráfaga de ataques que se asestaban el uno al otro.

-¡Esta vez no te saldrrás con la tuya Ner'zhul!, no destruirrrás nuestra tierrra...
-Eso habrá que verlo...-susurró el orco casi inaudible.

Marther aprovechó la distracción de la draenei para acercarse hasta Garrett. Observó como el yugo maléfico del orco asfixiaba a su compañero, y sin detenerse siquiera un segundo, golpeó con su maza el lugar donde se encontraba deshaciendo por completo el control que ejercía el orco.

Uno de los rayos de Ner'zhul logro impactar en la draenei, haciendo que cayera por el suelo. Fue entonces cuando una especie de energía oscura colisionó contra el mismo provocando que las rocas de desmoronaran. Alice observó como el suelo bajo la draenei se desplomaba junto a ella hacia el vacío. Corrió hacia Cireni pero no pudo hacer nada por ayudarla. Mientras retrocedía se percató de como bajo si misma todo comenzaba a temblar. Una especie de vórtice apareció repentinamente frente a la bruja. Varios esqueletos cruzaron esa especie de portal purpura mientras se acercaban lentamente hacia la humana. Entre los esqueletos tan solo había una nube oscura que cubría el camino por el que se acercaban.

-Chicos... mirad eso... no tiene buena pinta.-dijo Alice señalando los esqueletos.
-¡Encargaos de ellos, yo iré a por el orco!-gritó Marther.

James miró hacia el cielo, uno de sus cuervos se acercó hasta la nube oscura con la intención de cruzarla y cayó fulminado. La ira le recorrió por completo en esos momentos al ver la escena, y comenzó a disparar con todas sus fuerzas a los esqueletos. Pronto observó que las balas no parecían hacer mella en el enemigo. Miró hacia su lado y observó a Alice lanzando bolas de fuego que tampoco parecían destruirlos.

-¡Alice, centrémonos en ese!-indicó James.

Ambos comenzaron a atacar sin descanso a uno de los enemigos mientras avanzaban hacia su posición. El esqueleto cayó al poco tiempo y la conexión entre algunos de los mismos desapareció.
James y Alice agarraron a Garrett que se encontraba gravemente debilitado. Entre ambos observaron la grieta que acababan de crear en aquella muralla sombras. Alice se giró en el ultimo momento para ver como Marther se enzarzaba en una lucha sin descanso contra Ner'zhul.

-Marther...- susurró Alice pasa si misma.
-Alice, debemos continuar.-dijo James mientras observaba la mirada de la bruja.-O de lo contrario caeremos también...
Cruzaron rápidamente el camino despejado hasta el otro lado de la barrera sintiendo en más de una ocasión el ardor que provocaban los roces de esa oscuridad en sus cuerpos. Marther intentó golpear repetidamente al orco. Sabía que no podría hacer nada para matarlo, no en esos momentos, pero pensó que si el resto de sus compañeros podían huir, entonces el sacrificio hubiese merecido la pena. En un descuido por parte del paladín, el orco logró agarrar del cuello al humano mientras la nube de sombras se acercaba paulatinamente hacia ellos.

-Donde está tu luz ahora... humano...-susurró Ner'zhul mientras lanzaba a Marther hacia las sombras.

El resto del grupo se giró al oír el grito de dolor del cruzado, y seguidamente solo oyeron silencio. ''No...'', pensaron... pero sabían que ya no había vuelta a atrás. James observó cada uno de los peldaños que llevaban hasta la puerta por la que habían entrado. Garrett siguió el camino con la mirada mientras permanecía apoyado en el hombro del cazador y descubrió que aquel camino no era el mismo por el que había entrado, quizás se trataba de otro pasadizo o incluso de la salida de aquella pesadilla en la que se encontraba.

-¡El orco!-dijo Alice mientras señalaba hacia atrás.

James miró a su enemigo caminando lentamente hacia ellos y desvió rápidamente la mirada hacia la salida.

-Alice, tienes que sacarlo de aquí... yo lo entretendré.
-¡No, iremos los dos!
-¡No hay tiempo, salid de aquí, rápido!-ordenó el cazador.

Alice asintió apesadumbrada mientras avanzaba con Garrett escaleras arriba. Mientras las lágrimas empañaban sus ojos y alguna que otra descendía por el rostro de la human, oyó los disparos de James uno tras otro sin descanso alguno, hasta que de pronto no se oyó ninguno más.

-Garrett, necesito que sigas tu solo...-dijo Alice mientras se detenía y observaba el delicado estado en el que se encontraba. Observó que alrededor de su cuello poseía una franja morada del ataque que le había hecho el orco minutos antes.

Alice miró fijamente a su compañero mientras sostenía el rostro de éste entre sus manos.

-Tan solo unos pasos más..., ¿Podrás hacerlo?
-No te... dejaré sola...-susurró Garrett convaleciente.
-Garrett, eres tú el que tienes que salir de aquí,... tienes que escapar de todo esto... nosotros estamos fuera esperándote.

Garrett no entendió el significado de las palabras de la bruja, pero su tono parecía sincero. Avanzó lentamente los pocos escalones que quedaban mientras sentía una gran punzada en todo su cuerpo con cada movimiento que ejercía. Los ataques de Alice al igual que los de sus compañeros no lograron frenar al orco, que avanzó sin piedad deshaciéndose de la bruja.

Garrett se apoyó en el lateral de la puerta y miró hacia el interior. Sin duda no era por aquella que había entrado, al otro lado no había oscuridad, ni pasadizos, ni siquiera runas. Tan solo había luz y una sensación que reconfortó los ánimos del humano. Miró hacia atrás antes de cruzar y posó su mirada en los ojos completamente blancos del orco. El orco se detuvo de repente mientras cambiaba su semblante.

-Podrás huir hoy... pero sabes que no lograrás acabar conmigo. Mis ojos vigilan todo el Valle Sombraluna,... mis súbditos terminarán con vosotros por mi...

Garrett observó como Ner'zhul cambiaba de forma y lo que antes fue un robusto y grueso cuerpo de orco ahora se transformaba en un humano, un humano de piel morena y pelo grisáceo que vestía ropas típicas de un mago. El caminante del tiempo reconoció rápidamente al mago como uno de los que había ayudado días atrás. Entonces entendió las palabras del orco y sintió como su cuerpo se estremecía.

-Tus amigos ya están muertos...