viernes, 22 de agosto de 2014

Alice Kyteler - Acto de lealtad.


Hacía días que Alice había cruzado tímidamente el portal con destino a un lugar que podría llamarse de todo menos acogedor. La bruja había sentido en su propia piel el acecho constante de sus enemigos, que además de que no eran pocos, habían decidido poner a la joven en el punto de mira. Alice no era tonta, sabía desde que había trazado su elaborado plan con Chantalle, que esto sería así. De hecho tenía claro que su enemigo, Vicent Leporux, llegaría a ponerla a prueba para más tarde utilizarla y por ultimo deshacerse de ella. Sin embargo Alice no le iba a conceder tal placer, su labor era sencilla, debía mezclarse entre el enemigo, averiguar todo cuanto fuera posible y si era posible deshacerse de alguna que otra amenaza antes de abandonar ese lugar.

El castillo le resultaba familiar, lo había visitado en otra ocasión, una muy distinta a la actual pero que conservaba trazas similares que hacían florecer viejos recuerdos. Sus enemigos eran muchos, decenas más de lo que había pensado. Sin duda el hermano de Chantalle había logrado reunir a un gran grupo de mercenarios, sicarios y dementes para que siguieran su propósito, y no solo eso, sus lineas aumentaban conforme pasaban los días. Algunas caras eran conocida, antiguos enemigos que guardaban un profundo rencor a La Orden, otras en cambio, eran totalmente nuevas, lo que significaba nuevos enemigos con habilidades o poderes aún desconocidos para ellos.

Alice no pudo evitar fijarse en varios de esos enemigos. Habían un par de ellos que eran hombres robustos de aspecto intimidante y pocas palabras. Aunque parecían ser de gran confianza para Vicent, acercarse a ellos iba a resultar posiblemente inútil a la vez que peligroso. Tampoco pudo evitar fijarse en una joven que desencajaba totalmente con el resto del grupo. La tímida e inocente adolescente no se separaba ni un solo momento de Vicent, aunque a decir verdad, daba la impresión de que éste quería acapararla constantemente, evitando que se mezclara con el resto de sus compañeros. Si esa chica está aquí... es porque tiene algo especial, pensó, tan solo es cuestión de tiempo que averigüe de que se trata.

Tras varios días Alice decidió realizar algún acercamiento, conoció a un pequeño gnomo de pelo verdoso de lo más irritante. Sin embargo, el pequeño charlatán había soltado una valiosa información acerca de la joven que había atraído su atención. Descubrió entonces que llegar hasta ella iba a ser difícil o incluso imposible.


Alice se sentó en uno de los sólidos bancos de piedra que creaban un pequeño cerco de escasa altura en los jardines del lugar. Allí observó como algunos de sus enemigos dialogaban con total confianza o como otros pasaban el tiempo entrenando. Entre el grupo pudo ver a Vicent, se hallaba justo en la entrada que conectaba los jardines con el salón. Parecía tener una agitada conversación con un hombre de piel morena al que la bruja no había visto en los días que llevaba en el castillo. Su curiosidad aumentaba al intentar analizarlos desde la distancia con el fin de averiguar el tema que se traían entre manos. Permaneció tan ensimismada en sus enemigos que ni siquiera se percató de que alguien se había acercado a ella.

-Os veo algo sola, ¿Os importa que os acompañe?

Alice giró la mirada rápidamente evitando sobresaltarse, el joven que se había dirigido a ella le resultaba familiar de estos últimos días. Si bien ambos no habían cruzado palabra alguna, la mayoría de los que estaban el el castillo se encontraban o bien a la hora de la cena o a la de la comida, así que era de esperar que la mayoría de caras le resultasen familiares a estas alturas. Alice examinó rápidamente al joven, su acento marcado determinaba que procedía de Kul'tiras, aunque su piel no era tan blanquecina como la del resto de Kultirenses que había conocido. Su rostro de facciones varoniles junto con sus largos cabellos castaños y ojos color avellana hubiesen hecho ruborizar a cualquier dama que se hubiese atrevido a cruzar su mirada con él, pero Alice no era una cualquiera.
-Claro, por qué no.- respondió Alice invitándole a tomar asiento mientras buscaba con la mirada de nuevo a Vicent.
-No he podido evitar fijarme en vos, siempre os veo algo abstraída, solitaria.
-Aún no confían en mí.-respondió Alice mientras cruzaba la mirada con la de su acompañante tan solo unos segundos.-Es porque creen que soy una de...ellos.
El joven esperó unos segundos posiblemente intentando encontrar las palabras exactas para continuar la delicada conversación.
-¿Y lo eres?...
-Claro que no.-suspiró.-He pertenecido a La Orden muchos años, es normal que desconfíen de mi, pero tengo mis razones para estar aquí, al igual que...las tendréis todos.
-Yo confió en ti.-el Kultirense posó su mano sobre la de Alice.- Mi nombre es Jake, si necesitas cualquier cosa sabed que estoy para serviros.
-Yo soy Alice.-respondió la bruja con una sonrisa forzada.
Alice se fijó en la sonrisa que desprendió su acompañante y entendió rápidamente las profundas intenciones del mismo.
-Gracias, es un gran alivio poder contar con alguien.
-No hay por qué darlas, me gusta complacer a damas tan bellas como vos.-dijo tras guiñarle un ojo.
-Ya..., bueno ¿Qué hay de ti?¿Por qué estas aquí?-preguntó Alice con el objetivo de cambiar el tema por el que se dirigía la conversación.
-Soy un viejo amigo de Lord Leproux, su mano derecha en este lugar por así decirlo.-miró a su alrededor antes de continuar.-No hay nada que ocurra en el castillo que yo no sepa.
Alice barajó la posibilidad de que sus intuiciones hubiesen fallado a la hora de juzgar a su acompañante, quizás no pretendía seducirla, quizás su labor era simplemente vigilarla. Aunque sus ultimas palabras podrían haber sido tomadas como una amenaza, Alice prefirió obviarlas y continuar con la conversación sin denotar un ápice de preocupación en su rostro.
-Si sabéis todo lo que ocurre aquí...¿Quien es el hombre con el que habla nuestro señor?-Alice señaló con la mirada disimuladamente al extraño que continuaba conversando agitadamente con Vicent.
-Ese... es un tema sin importancia...-sonrió
-Has dicho que confiabas en mi...-dijo la bruja frunciendo levemente el ceño.
-Está bien, al parecer dice ser el dueño de este lugar, creo que Lord Leproux intenta negociar con él pero es difícil hacerle entrar en razón.
-Pensé que este lugar estaba abandonado.
-Eso mismo pensó nuestro señor, pero al parecer eso no quita que pertenezca a alguien.-el joven dejó pasar unos segundos antes de continuar.-¿Que os parece si os invito a tomar una copa esta noche en mi habitación y os sigo contando aquello que interese?
La pregunta cogió desprevenida a Alice, que no supo como tomarla, ahora se encontraba suspendida en un delgado hilo al desconocer las intenciones de su enemigo.
-No creo que sea una buena idea.-dijo mientras se ponía en pie.
-Por favor, tan solo una copa.
-Tengo mucho que hacer... y no creo que deba estar perdiendo el tiempo con...
-¿No confías en mí?
Claramente la respuesta era no, pero no podía soltarla así como así.
-No es eso... es solo que...¿Qué opinará Lord Leporux de todo esto?
Jake acercó su rostro al de la joven para susurrarle.
-El señor Leproux me ha pedido expresamente que... pase tiempo contigo.
Alice dudó tras la respuesta del Kultirense.
-Entonces supongo que no puedo negarme .-sonrió Alice
-Te veré esta noche.-dijo Jake mientras guiñaba un ojo a la bruja.

Por la mente de Alice pasaron infinidad de preocupaciones, sabía que de una manera u otra era una trampa, o si no, daría pie a una. No tenía opciones, no podía hacer nada hasta saber las intenciones reales de su enemigo.

Alice llegó a la habitación de Jake pasada la media noche, el joven la recibió con esa sonrisa perenne en su rostro.

-Adelante, estáis... preciosa.-dijo Jake que se detuvo a contemplar la figura que marcaba el ceñido vestido de Alice.
La joven se adentró en la habitación que era de similar tamaño a la que se hospedaba, la decoración era como en la mayoría de la estancia de tonos rojizos o purpuras.
-No te esperaba tan pronto.
-No tenía nada que hacer así que decidí venir cuanto antes.-dijo Alice.
-Voy a tomar un baño rápido y enseguida estoy contigo.-dijo Jake.- Ponte cómoda, las copas y el vino están en el segundo cajón del armario.

Alice asintió mientras se dirigía hasta éste para tomar un par de copas de cristal y una botella de vino rosado que guardaba, o escondía, al fondo del cajón. La bruja colocó las copas con cuidado en el escritorio y sirvió generosamente vino en ambas. Mientras lo hacía su ojos descubrieron en el amplio escritorio de madera maciza un gran estuche repleto de frascos de diferentes colores y tonalidades. Los recipientes estaban rellenos de liquido, y sobre cada uno de ellos una nota con varias palabras indicando el nombre de su contenido. Alice abrió el tapón de corcho de uno de ellos, era un frasco con un liquido amarillento. La humana olió el contenido viéndose obligada a contener una arcada. Se fijó cuidadosamente en cada uno de ellos, la mayoría de nombres eran desconocidos para ella, pero había algunos que logró reconocer. Todos eran nombres de venenos. Alice abrió otro de los frascos que desprendía un suave perfume.

-Cuidado con ese...-interrumpió Jake.
Alice no pudo evitar sobresaltarse dejando caer el frasco que terminó rompiéndose al llegar al suelo. El liquido creó un charco de color negro antes de solidificarse rápidamente.
-Lo siento, no sabía que...
-No importa, es un veneno muy común, pero sería mejor que tuvieras cuidado a partir de ahora.-Jake se acercó hasta el escritorio y cerró el estuche con llave.
Alice cogió ambas copas de vino y le entregó una de ellas, Jake olió el vino cuidadosamente.
-Me encanta el olor del vino.
Jake tomo tanto su copa como la de Alice y las dejó en la mesa. Se acercó cuidadosamente a Alice mientras la rodena con sus brazos por la cintura.
-Espero que estés a gusto...
-Por supuesto, aunque hay algo que no comprendo.-dijo Alice mientras comenzaba a coquetear con su apuesto acompañante.-¿Por qué... Lord Leporux quería que... me vigilases?- susurró mientras acariciaba un dedo la mejilla de Jake.
-¿Tenemos que hablar de eso justo ahora?-dijo mientras se atrevía a besar a la bruja en los labios.
-Me gustaría al menos saber, por qué envía a un caballero tan apuesto a cortejarme.
-¿Cortejarte?-Jake soltó una carcajada.-Lord Leporux solo quiere asegurarse de que le eres leal,... la idea de seducirte ha sido solo mía.- dijo Jake mientras sin que Alice se percatara cambiaba de posición las copas situadas en la mesa tras ella.
-Mejor entonces.-dijo Alice mientras le daba un apasionado beso en los labios.
Jake se separó tras el largo beso y cogió ambas copas, entregándole a Alice la misma que anteriormente le había entregado a él.
-Bebamos.-dijo mientras ambos alzaban las copas apuraban el vino de las mismas.-¿Qué te apetece hacer ahora? ¿Quieres que vayamos directamente a la cama?- preguntó enarcando una ceja mientras acariciaba el suave cuello de la joven.
-Depende.
-¿De qué?
-De lo letal que sea la Ricina...-respondió Alice con una sonrisa
Jake cambió su expresión radicalmente, su rostro afable se tornó oscuro por unos segundos presa de las palabras de su acompañante.
-No tiene ninguna gracia, es un veneno increíblemente mortal, no se que intentabas con esa broma.
Alice acarició los labios del joven con sus dedos mientras le susurraba:
-Yo nunca bromeo...
Tras las ultimas palabras de Alice, la joven dio un suave beso en la mejilla al Kultirense disponiéndose a abandonar la habitación. Bastaron tan solo algunos segundos para que el cuerpo de Jake se desplomara sufriendo espasmos. Alice sonrió al saber que tan como había pensado, su enemigo cambiaría las copas. Tan predecible, pensó.

Alice cruzó el largo pasillo donde se encontraban la mayoría de las habitaciones, caminó decididamente hasta el fondo y giró hacia la derecha donde al final del mismo había un gran portón de madera. La bruja llamó a la puerta en varias ocasiones hasta que el chirrido de la misma al abrirse rompió el silencio del lugar.

Alice miró amenazantemente el rostro de Vicent Leproux al abrir la puerta.
-Alice... son las..
-¡Sé que horas son!¡La próxima vez que queráis saber si os soy leal o no, venid vos mismo!
Vicent parecía perplejo tras estas palabras, sabia perfectamente a lo que se refería, pero no sabía en ese preciso momento como encajar una frase acorde.
-Espero que aceptes mis disculpas.-respondió tras unos segundos
Alice suspiró tras oír sus palabras.
-Por cierto, hay un cadáver en la habitación de Jake.-Alice guiñó un ojo a Vicent y se marchó de allí ante el rostro atónito de su enemigo.