lunes, 20 de enero de 2014

Secretos en el fuego

Habían pasado horas desde la reunión. La noche cubría todo aquel frondoso paisaje al que llamaban Bosque de jade.
El monasterio se hallaba en silencio a esas horas, si bien no estaba entrada la madrugada, los pandaren eran bastantes estrictos con las horas de sueño, sobretodo en invierno haciendo que todo quedara en sumo silencio cuando el sol se ocultaba tras las altas laderas de aquellas exóticas tierras.

Frederic se mantenía ocupado redactando los datos para la siguiente expedición cuando varios golpes en la puerta interrumpieron sus estudios. Éste abrió la puerta lentamente mientras fumaba de la pipa que sostenía. El joven Zephiel Daroudji se encontraba al otro lado de la misma.

-¿Puedo hablar con vos?- preguntó el joven con el ceño fruncido

Frederic suspiró mientras abría la puerta implorando a la luz que no le hiciera malgastar mucho más tiempo del necesario. Zephiel se adentró en estancia fijándose en la gran chimenea que mantenía el calor en su interior.

-Estoy ocupado, ¿Hay algo que te preocupe?- dijo Frederic impacientándose.
-¿Por qué no se lo has contado?- preguntó el joven mientras toqueteaba algunos de los libros del guardián.
-¿Contar qué?- Preguntó el guardián sin muchos ánimos de mantener una larga conversación con su interlocutor.
-Contar lo que vi, que Lionell tan solo pretendía ayudarnos.- respondió Zephiel mientras mantenía un pulso con la mirada.
-Porque no es cierto. Zephiel, se que has pasado por un mal trago, puede que estés confundido aún, pero lo que dices no es así. Lionell ha matado a muchas personas inocentes, entra ellas Thedya Hurley, la que fue guardiana de La Orden.
-¡Yo se lo que vi y oí, puede que asesinara a gente pero intentaba hacernos más poderosos!- gritó Zephiel acaloradamente.
-Zephiel, tus compañeros han pasado por mucho, no puedes hacerles cargar con una muerte a sus espaldas.-respondió Frederic intentando hacer que el joven entrara en razón.
-Tarde o temprano lo sabrán, mantenerlos engañados no soluciona nada.- se detuvo uno segundos antes de continuar.- Si no lo haces tú seré yo quien lo haga.
Frederic cambió su semblante a un tono más serio.
-Pensaba comunicároslo mañana, pero no me dejáis más remedio. Se ha decidido que formalices tu entrenamiento como guerrero bajo el mandato de Lord Cross Nesai Doe. Hemos decidido que tienes potencial y he acordado que sirváis a su casa hasta que estéis listos para...
Zephiel cogió a Frederic del cuello apretando con fuerza.
-¿¡Habéis decidido!? ¿¡Quienes!?, ¡Todo esto es tan solo una artimaña tuya!
Frederic forcejeó. El mago posó sus manos sobre el brazo de Zephiel hasta que el calor del fuego que desprendían éstas obligó al humano a retirarlas.
Frederic tosió varias veces cogiendo aire.
-¿Que demonios os pasa a todos, no sabéis hacer otra cosa que cogerme del cuello?- Preguntó retóricamente mientras recordaba el incidente con Karin.
Zephiel dio la espalda al mago mientras se apoyaba en una mesa. Entonces se fijó inintencionadamente en los pergaminos que aguardaban frente a él. El joven cogió varios de ellos en los que aparecía un lugar reconocido por la mayoría de los humanos y enanos que habitaban en los reinos del este, la montaña Roca negra.
-¿Qué demonios es esto?- Zephiel se giró hacia el guardián mientras arrugaba uno de los pergaminos.- ¿Intentas enviarlos a Roca negra?
-No es asunto vuestro.- dijo seriamente Frederic
Zephiel abandonó la habitación dando lugar a un gran estruendo tras de sí al cerrar la puerta.

El humano entro en su habitación y comenzó a guardar algunas de sus pertenencias en su talega. Su enfado e impotencia aumentaba mientras recordaba la conversación que había tenido con el guardián.

Varios pasos llamaron la atención del humano. Zephiel se giró para encontrarse con el enigmático Monlee.
-Siento si os he despertado.- dijo mientras continuaba guardando sus bienes.
-No os preocupéis, no es eso lo que me ha traído hasta aquí. ¿Vais a algún lugar?- preguntó el pandaren mientras aguardaba con paciencia la respuesta del joven.
-Me marcho, lejos de aquí, reharé mi vida en Ventormenta, como antes, antes de que todo esto comenzase.- afirmó Zephiel con tono decidido.
-¿Es vuestra decisión?- preguntó dudosamente Monlee.
-La decisión del guardián era aún peor para mí, claro está.
-Zephiel...-dijo el pandaren mientas se ponía en pie. Se acercó lentamente al joven y depositó sus grandes zarpas en los hombros de éste.- El guardián no es aquel que porta un talismán... sino el que siente en lo más profundo de su corazón que sería capaz de sacrificarse por el bien de los suyos.

Las palabras del pandaren calaron en el interior del humano, provocando un sincero abrazo hacia éste.

-Os haré la pregunta de nuevo...¿Vais a algún lugar?...-Preguntó el pandaren
Zephiel afirmó con la cabeza mientras se limpiaba las lagrimas.
-Bien... ¿hacia donde hago el portal?-dijo el pandaren sonriendo.
-Hacia la montaña Roca negra.