Habían pasado horas
desde la reunión. La noche cubría todo aquel frondoso paisaje al
que llamaban Bosque de jade.
El monasterio se
hallaba en silencio a esas horas, si bien no estaba entrada la
madrugada, los pandaren eran bastantes estrictos con las horas de
sueño, sobretodo en invierno haciendo que todo quedara en sumo
silencio cuando el sol se ocultaba tras las altas laderas de aquellas exóticas tierras.
Frederic se mantenía
ocupado redactando los datos para la siguiente expedición cuando
varios golpes en la puerta interrumpieron sus estudios. Éste abrió
la puerta lentamente mientras fumaba de la pipa que sostenía. El
joven Zephiel Daroudji se encontraba al otro lado de la misma.
-¿Puedo hablar con
vos?- preguntó el joven con el ceño fruncido
Frederic suspiró
mientras abría la puerta implorando a la luz que no le hiciera
malgastar mucho más tiempo del necesario. Zephiel se adentró en
estancia fijándose en la gran chimenea que mantenía el calor en su
interior.
-Estoy ocupado, ¿Hay
algo que te preocupe?- dijo Frederic impacientándose.
-¿Por qué no se lo
has contado?- preguntó el joven mientras toqueteaba algunos de los
libros del guardián.
-¿Contar qué?-
Preguntó el guardián sin muchos ánimos de mantener una larga
conversación con su interlocutor.
-Contar lo que vi, que
Lionell tan solo pretendía ayudarnos.- respondió Zephiel mientras mantenía un pulso con la mirada.
-Porque no es cierto.
Zephiel, se que has pasado por un mal trago, puede que estés confundido aún, pero lo que dices no es así. Lionell ha matado a
muchas personas inocentes, entra ellas Thedya Hurley, la que fue
guardiana de La Orden.
-¡Yo se lo que vi y oí, puede que asesinara a gente pero intentaba hacernos más poderosos!- gritó Zephiel acaloradamente.
-Zephiel, tus
compañeros han pasado por mucho, no puedes hacerles cargar con una
muerte a sus espaldas.-respondió Frederic intentando hacer que el
joven entrara en razón.
-Tarde o temprano lo
sabrán, mantenerlos engañados no soluciona nada.- se detuvo uno
segundos antes de continuar.- Si no lo haces tú seré yo quien lo
haga.
Frederic cambió su
semblante a un tono más serio.
-Pensaba comunicároslo mañana, pero no me dejáis más remedio. Se ha decidido que formalices tu entrenamiento como guerrero bajo el mandato de Lord
Cross Nesai Doe. Hemos decidido que tienes potencial y he acordado
que sirváis a su casa hasta que estéis listos para...
Zephiel cogió a
Frederic del cuello apretando con fuerza.
-¿¡Habéis decidido!?
¿¡Quienes!?, ¡Todo esto es tan solo una artimaña tuya!
Frederic forcejeó. El
mago posó sus manos sobre el brazo de Zephiel hasta que el calor del
fuego que desprendían éstas obligó al humano a retirarlas.
Frederic tosió varias
veces cogiendo aire.
-¿Que demonios os pasa
a todos, no sabéis hacer otra cosa que cogerme del cuello?- Preguntó
retóricamente mientras recordaba el incidente con Karin.
Zephiel dio la espalda
al mago mientras se apoyaba en una mesa. Entonces se fijó
inintencionadamente en los pergaminos que aguardaban frente a él. El
joven cogió varios de ellos en los que aparecía un lugar reconocido
por la mayoría de los humanos y enanos que habitaban en los reinos
del este, la montaña Roca negra.
-¿Qué demonios es
esto?- Zephiel se giró hacia el guardián mientras arrugaba uno de
los pergaminos.- ¿Intentas enviarlos a Roca negra?
-No es asunto vuestro.-
dijo seriamente Frederic
Zephiel abandonó la
habitación dando lugar a un gran estruendo tras de sí al cerrar la
puerta.
El humano entro en su
habitación y comenzó a guardar algunas de sus pertenencias en su
talega. Su enfado e impotencia aumentaba mientras recordaba la conversación que había tenido con el guardián.
Varios pasos llamaron
la atención del humano. Zephiel se giró para encontrarse con el enigmático Monlee.
-Siento si os he
despertado.- dijo mientras continuaba guardando sus bienes.
-No os preocupéis, no
es eso lo que me ha traído hasta aquí. ¿Vais a algún lugar?- preguntó el pandaren mientras aguardaba con paciencia la respuesta
del joven.
-Me marcho, lejos de aquí, reharé mi vida en Ventormenta, como antes, antes de que todo esto comenzase.- afirmó Zephiel con tono decidido.
-¿Es vuestra
decisión?- preguntó dudosamente Monlee.
-La decisión del
guardián era aún peor para mí, claro está.
-Zephiel...-dijo el
pandaren mientas se ponía en pie. Se acercó lentamente al joven y
depositó sus grandes zarpas en los hombros de éste.- El guardián
no es aquel que porta un talismán... sino el que siente en lo más
profundo de su corazón que sería capaz de sacrificarse por el bien
de los suyos.
Las palabras del
pandaren calaron en el interior del humano, provocando un sincero
abrazo hacia éste.
-Os haré la pregunta
de nuevo...¿Vais a algún lugar?...-Preguntó el pandaren
Zephiel afirmó con la
cabeza mientras se limpiaba las lagrimas.
-Bien... ¿hacia donde
hago el portal?-dijo el pandaren sonriendo.
-Hacia la montaña Roca
negra.