lunes, 2 de septiembre de 2013

Anexo Cap VIII - Noticia inesperada


El reloj de mesa marcaba más de las doce de la media noche. Aquel ajetreo de tuercas era capaz de acabar con el sueño más ligero.
Fuera de aquella cabaña la niebla se iba espesando cada vez más y envolvía las cuatro cabañas que conformaban aquel asentamiento.

El cantar de un ave nocturna no muy lejos de allí junto con el sonido que provocaba el zarandeo de las ramas de los árboles parecían envolver aquel lugar como si de un tétrico escenario se tratara.

Procurando abstraerse de todo ello, Iridi meditaba en el centro de su cuarto. Tras varios intentos decidió tomar un libro de la mesita de noche y leer algunas páginas a la luz del pequeño candelabro que iluminaba de manera tenue la habitación.

Lentamente los parpados de la draenei se fueron cerrando cayendo presa del sueño.
No había pasado más de una hora cuando un leve golpe se oyó en el cristal de la ventana de esa misma habitación. No fue éste, sino el tercer o cuarto golpe el que logro traer de vuelta a Iridi.

La draenei se frotó los ojos y miró a su alrededor, oyó entonces otro golpe proveniente del mismo lugar. Se cubrió con el camisón y se acercó precavidamente hasta la ventana. En el exterior parecía encontrarse un ave de tamaño mediano de pelaje azabache y ojos oscuros como el carbón. Iridi abrió la ventana y el pájaro se adentró aleteando desconfiadamente. La draenei tranquilizó al ave logrando que está se acercara a ella. Fue entonces cuando observó que éste portaba un pequeño cilindro en una de sus patas.

Tras un pequeño forcejeo logró hacerse con él y el ave huyó. Iridi extrañada abrió el cilindro metálico y extrajo un pequeño pergamino que parecía a simple vista contener una breve pero valiosa información.

Antes de leerlo un escalofrió recorrió el cuerpo de la draenei, y ésta temió lo peor...