miércoles, 7 de agosto de 2013

Serpientes y Trols

(Anexo Cap - VIII - La máscara de Rastakhan)

     La misteriosa humana caminaba junto a varios trols por aquellas tierras desconocidas hasta ahora para ella. Los dos fornidos guerreros que la guiaban tenían la piel verdosa, una cresta de color rojizo y unos prominentes colmillos. Ambos eran de un tamaño superior al de un trol común, por lo que seguramente debían desempeñar el papel de guardia o algo similar. 
Ivy los observó detenidamente con repugnancia. El hedor que desprendían podía olerse a bastante distancia, las venas cubrían los fuertes brazos de éstos y el resto de su aspecto no les favorecía mucho más. Se fijó entonces en las enormes armas que llevaban y se preguntó si podría llegar siquiera a levantar una de ellas sola.

Las altas paredes de piedra hacían que aquella aldea pareciera un laberinto. Las calaveras decoraban cada rincón de aquel lugar, y la frondosa vegetación se encargaba de ocultar el resto. la humana miraba a su alrededor mientras avanzaba, más de aquellos seres verdes se ocultaban observándola en sigilo. 

Los trols de aquel lugar no temían a seres tan débiles como lo eran los humanos, no temían a esa humana, pero sí temían lo que ello significaba. Pocos seres se aventuraban a adentrarse en aquellas tierras,  y cuando alguien lo hacía era porque buscaba la muerte. Sin embargo pocos, muy pocos, habían sido escoltados hasta el líder de la aldea y eso solo podía significar una cosa, que necesitaban algo de ellos.



En el corazón de la aldea se hallaba un pequeño templo de piedra. Los trols sin mediar palabra la guiaron hasta dentro del mismo. Un misterioso trol se hallaba en el interior del templo. La presencia del grupo no le inmutó en absoluto, continuó realizando una especie de rito. A veces vertía algo sobre un gran caldero que desprendía un vapor verdoso, y otras veces se detenía a desmembrar alguna de las alimañas que se pudría en una roca que debía usar como mesa. 

El rostro del trol estaba cubierto por una máscara, pero aún así no infundía ni la mitad del miedo que los trols que la habían guiado hasta allí.
- ¿Habeis logrado vuestro cometido?- se aventuró a preguntar la humana.
- ¿Ha' logrado tu eh tuyo?- respondió el trol dejando de lado las tareas que realizaba.
- Así es,acabé con la sacerdotisa hace meses.- la humana hizo una pequeña pausa antes de continuar, pensando detenidamente las palabras que debía usar.- Si he venido hasta aquí es porque el maestro está preocupado de que no estés...realizando bien tu trabajo.
- Lo que el mae'tro pie'se me da iguah...
- El maestro os dio la mascara para que cumplierais vuestra labor, no creo que esté muy contento de ver los pocos avances que habéis hecho.
- ¿Pie'sas que te'go miedo a un humano?- El trol soltó una carcajada.
- Sabes que no es un humano normal. Consiguió venir desde otra época...
- ¡Dile a tu mae'tro que que ya co'seguí lo que quería!- Interrumpió el trol dando un puñetazo en la mesa.-¡Que ve'ga a bu'carlo y se large para sie'pre!
- Era tan fácil como decirlo desde un principio.- La humana sonrió asintiendo al trol y puso rumbo hacia la puerta donde esperaban los dos trols que anteriormente la escoltaban.
- ¡Dile que el e'piritu de la gua'diana se halla en e'ta vasija!
La humana se detuvo en seco y se giró para observar de nuevo al trol.
- ¿Guardiana?- preguntó mientras cambiaban las facciones de su rostro.
- Asi eh, la gua'diana...

El trol no pudo terminar la frase. Ivy, sacó una pequeña aguja rápidamente del brazal derecho y se la lanzó al trol clavándose en su brazo. Aunque el pinchazo no era extremadamente doloroso, el trol gritó cayendo de rodillas. Acto seguido los guardias se abalanzaron hacia la humana. 

Ivy rodó por el suelo esquivando un hachazo, cogió una daga impregnada de veneno que guardaba en el tobillo. Tras incorporarse esquivo rápidamente un segundo golpe, esta vez del otro trol. La humana se movía agilmente entre los lentos trols. Logró acercarse lo suficiente a uno de ellos y le hundió la daga en el costado. El trol se quedó paralizado por el veneno y segundos después se desplomó. Ivy esquivó varios ataques del segundo trol, y aprovechó la lentitud de éste para subirse en su espalda y degollarlo desde atrás.
Los dos guerreros estaban muertos mientras su líder se retorcía de dolor.
-¡ Me ha' e'venenado...!
- Tranquilo, no morirás, pero si sufrirás un inmenso dolor durante algunas horas.
- Pero... si he cu'plido el cometido...

Ivy le asestó un fuerte puñetazo en la cara que hizo que la máscara rodara por el suelo, dejando a la luz el repugnante rostro del trol.
- ¡La que has atrapado con tu vudú no es la guardiana, estúpido!
- Que...
- ¡El guardián es el paladín, repugnante trol!- Gritó Ivy y seguidamente le asestó una patada y lo agarró de la cabellera.
- ¡Arreglare lo ocurrido, eliminaré al gua'dian!  

La humana soltó al trol. Se alejó hacia donde estaban los cadáveres de los otros trols y agarró con fuerza el hacha que había portado uno de ellos. Ivy se sorprendió de poder levantar a duras penas la pesada arma. Asestó un certero corte a uno de los cadáveres decapitándolo. Seguidamente dejo caer el hacha al suelo y sostuvo la cabeza decapitada.
- Supongo que será señal suficiente para que los trols de ahí fuera no me ataquen...
El líder trol asintió
- ¡La próxima vez cruzaré la puerta pero con tu cabeza!
- Matare al gua'dian, lo aseguro...
La humana salió por la puerta y al poco tiempo entraron varios trols a auxiliar a su líder.
- Matare... al gua'dian, y depue' acabaré co'tigo ma'dita bastarda...- susurró para sí mientras varios trols se acercaban a él.
- ¿La matamo' ante de que se vaya?- preguntó uno de los trols
- No..., quiero que liberei' a Zarohk.- ordenó el líder  y entonces la expresión de los allí presente cambió por completo.
- ¿A Zarohk? Pero... no' matara...
- Te'dreis que guia'le...ha'ta nuestro' enemigo'... y reza a los diose' para que logremo' mata'lo luego...
Tras la orden del líder trol se oyó en toda la aldea sonar varios tambores seguidos de un estruendoso gong. 

Un sonido que hizo temer hasta al más valiente de los trols. Un sonido que solo significaba muerte y destrucción. Un sonido que paso a ser sustituido por otro aún peor, el rugir de una criatura con una sed de sangre incontrolable.


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