miércoles, 26 de junio de 2013

Revelaciones. El precio del poder.


(*) Insertar esta música a partir del párrafo donde veas el asterisco: http://www.youtube.com/watch?v=Q2W2TeUUYps





Diario personal de Giordano Lévi:

Escribo esto con cierto miedo, realmente. En sus momento no pude diferenciar si quiera si se trataba de un sueño o de la realidad, pero hoy he descubierto que era cierto... tengo sentimientos contradictorios; terror, simpatía y desagrado por el mismo hecho.

Todo comenzó mientras investigaba en Bahía del Botín, encontré algunos libros sobre el Imperio Trol y sus distintas tribus y ramificaciones. Al principio no me interesaba esta información, solo quería la referente a los Aqir, también contenida en estos volúmenes. Pero la historia trol es adictiva, llena de misterios y continuas marcas de poder y objetos arcanos dispersa en ella. Un viejo marino se me acercó y me habló entonces de una leyenda aún joven, las máscaras de Zul'gurub. 

Según esta historia, tras la incursión a Zul'gurub después de que Jin'do la ocupara de nuevo, un brujo trol colocó las máscaras utilizadas por Jin'do, Mandokir, Zanzil y Venoxis encima del altar. Al parecer hizo esto para dotar a las máscaras de un poder propio de un imperio. 

No me pude resistir, y fui a investigar a Zul'gurub. Entrar fue fácil, de nuevo está baldía y desocupada. Caminé hasta el templo y subí a lo más alto. Y allí estaban... un escalofrío me recorría la espalda, pero avancé y coloqué mis manos sobre las máscaras.

Lo que ocurrió a continuación es tan raro, que puede que me equivoque al relatarlo, pero se que ocurrió. 

Una risa me hizo volverme, y pude ver como ya no estaba en el mismo sitio, seguía en la jungla pero sobre la tierra y no en el templo, delante mía estaba un trol enorme de unas características terroríficas. Y entre nosotros nos separaba una hoguera, una hoguera con una hipnótica llama verdosa.

-¿Quién eres, trol? - pregunté amenazante.
-¿Po' que no pregunta' mejo' qué soy? Puedo ser quien tu quiera' que sea.
-Si crees que puedes intimidarme estás muy equivocado, puedo matarte sin pestañear.
-Aquí no te van a se'vir aceros o conjuros, no está' en tú mundo... si viesen tu cue'po en la cima del templo dirían que ha' mue'to.
-¿Por qué sucede esto?
-Po'que tu lo ha' querido, ere' un humano ambicioso y sediento de pode'. Ere' oscuro ha'ta la médula, apena' te aprecian salvo pa' aprovechar tu pode'... Na' mas que tiene' una persona en tu vida, po'que al resto le repulsas...
-¿Por qué dices eso? No es cierto... no del todo.
-Ajaja... mirate Gio'dano... ¿Cuanto' quieren tu cabeza en bandeja de oro? ¿Cuanta sangre lleva' en tus manos pálidas? Llegaste a este mundo mal llamado Azeroth provocando la mue'te...
-¡Eso no es cierto! Mi madre murió por complicaciones en el parto, yo no tuve nada que ver.
-Si tu viste que ver, si no hubieras nacido tu madre seguiría viva. Y... tu padre cuerdo...
-¿Mi padre? ¿Que sabes de él?
-¡Jaja!
-¡Contesta, trol!
-Dime una cosa Gio'dano, ¿Quienes son tu' dioses? ¿En que crees?
-No creo en divinidades, soy defensor del raciocinio...
-Ah... no mienta' Gio'dano, tu' dioses son los mismos que los míos...
-No se a que te refieres... no adoro a ningún dios de la sangre, gurubashi.

Cuando dije esto, un destello me cegó y el trol ante mí se convirtió en un humano encapuchado, al cual no podía verle el rostro.

-Creo que así nos entenderemos mejor, y espero que ahora no generalices y me digas que no crees en la Luz o algo por el estílo... -dijo el humano.
-No lo entiendo...
-Ni falta que hace, tan solo responde ¿Quienes son tus dioses?
-No los tengo, ya lo dije.
-Tus dioses son los mismos que los míos y los de todos en este mundo. Son los únicos dioses. No se trata de creer, sino de saber... y tu sabes de su existencia.
-Eso... no son dioses.
-¿Entonces que son? ¿O quienes son?
-Son... los Antiguos.
-¿Disculpa, puedes repetirlo? No lo he oído...
-¡Dioses Antiguos, diantres!
-Incluso tú mismo los llamas dioses, porque sabes de su existencia pero poco más. Aunque te encantaría saber más, ¿Por qué ese interés?
-Es algo que siempre he querido saber...- en este punto me derrumbé.
-¿Cual es el verdadero objetivo que tienes en esta vida, Giordano?
-Encontrar a mi padre.
-No puedo ayudarte directamente a buscarlo, pero sí darte un empujón...
-¿Cómo, a qué te refieres?
-Analízate, Giordano. Eres despreciado y actualmente perseguido y eres una fuente de dudas, disipa tus dudas. Incluso hoy, te niegas a usar tus artes a sabiendas de lo que puedes a hacer con ellas, aunque admites controlarlas. Y la cosa te va muy mal, ¿Qué tal si cambiamos las tornas? Da todo de ti, Giordano. Busca el poder cuando sepas que necesitas más, no lo hagas cuando desconoces que ocultas en tu interior.
-¿Y como ayudará eso a encontrar a mi padre?
-Serás otro, Giordano. Y además... recuerda las palabras del niño dragón...
-¿Cómo sabes tú eso?
-Se tantas cosas... Recuerda lo que os dijo, cual es vuestro cometido final...
-Defender Azeroth de la Legión Ardiente.
-Si no lo lográis, nunca encontrarás a tu padre. Y para lograr ese fin necesitas saber enfrentarte a la Legión. Fue tu amada la misma que te cedió el mando del aquelarre al que pertenecíais, aprovéchalo.
-El aquelarre está disuelto...
-Razón de más para que tú lo dirijas y modeles a tu antojo para lograr tus objetivos. Giordano, te ofrezco el poder que ansías para doblegar a la Legión Ardiente, con la condición de que aprendas a controlarlo y lo compartas con tu aquelarre como buen líder. Bebe de la hoguera...

Estaba hipnotizado, ese conjunto de frases sin sentido entre sí, contradictorias y de difícil compresión parecía jugar con mi cordura. Pero acepté...

(*)Vi como el humano cogía el fuego con sus manos y me lo ofrecía como si de agua se tratase. A nuestro al rededor, producto de mi imaginación supongo, comenzaron a aparecer figuras. Figuras conocidas y otras desconocidas, algunas parecían corresponderse con los miembros mas poderosos del antiguo aquelarre. Mi cabeza comenzó a dar vueltas como si estuviese drogado, al tiempo que unas figuras trol aparecían detrás del círculo principal, con una melodía fantasmagórica. Bebí las llamas...

Las figuras desaparecieron los trol ahora estaban armados y se dirigían contra mí. Liberé descargas viles pura, las llamas verdosas brotaban de mi cuerpo, y acabé con ellos. De nuevo la figura humana estaba ante mí.

-Este poder es el que buscaba Kanrethar en el templo de Karabor... el control a través del Relicario de las Almas y su poder, similar a la fuente del sol...

El humano me abrazó y al tiempo que se difuminaba la ilusión puede ver como se quitaba la capucha y reconocí unos característicos cabellos pelirrojos.

-Ve y encuentra tu destino, hijo mío.

Cuándo me dí cuenta, ya era demasiado tarde, estaba de nuevo en el altar. Las máscaras habían desaparecido y quise atribuir la ilusión al calor de la jungla y restos de toxinas en la zona...

Pero ahora se que es cierto y que debo aprender a controlar mi nuevo poder... y reunir al Santuario.