lunes, 3 de junio de 2013

El día del juicio.

Los cinco días de encarcelamiento de la joven Chantalle habían terminado, pero aún quedaba el último peldaño a superar, el veredicto del juez.
La labor burocrática de Adalberth facilitó un poco las cosas, el juicio en lugar de someterse al veredicto paladinesco y sacerdotal de los jurados eclesiásticos, se realizaría en la cámara de los ruegos del Castillo, bajo jurado nobiliario y socio-político.

La sala comenzó a llenarse. Primero tomaron asiento el jurado, compuesto por distintos senadores. Acto seguido el centro de la estancia se vio rodeada por nobles que acudían a ver el juicio. Y justo detrás de estos, se encontraban los comunes, el pueblo mismo.

A Marther le sorprendió no ver a Giordano allí, al fin y al cabo en su visión vio como tras el veredicto se enfrentaba a algunos guardias. Salió del castillo dejando a Frederic y Thilane, para ver si daba con Giordano.

Paseando por los alrededores del castillo, oyó comentar a unos críos.
-¡Hay movida en el puerto!
-¡Corre, vayamos a ver, seguro que hay piratas!

Marther aceleró su paso para ir a ver que pasaba, igual estaba allí. Lo que vio le hizo temer lo peor, un regimiento de unos veinte hombres cargando sus fusiles y dispuestos a avanzar por las calles desde el puerto.
-Este cabrón nunca cambiará... -pensó Marther- ha visto el futuro y quiere cambiarlo.
Corrió entonces hasta uno de los callejones de entrada al puerto y se ocultó allí. Al poco tiempo Giordano se disponía a pasar por el lugar para comandar a sus hombres.
Cuando pasó por el estrecho callejón Marther desenvainó su hoja rápidamente y golpeó la cabeza del almirante con la empuñadura, dejándolo inconsciente.
-Lo siento compañero, no puedo dejar que hagas esto... aunque por otro lado, no sabes las ganas que tenía de hacer esto. -ocultó el cuerpo inconsciente de Giordano y tomó una de sus enseñas, hasta presentarse al regimiento.
-Me manda el almirante Lévi, se aborta la misión hasta nuevo aviso. Me ha enviado a mí para no levantar sospechas, desfilad con los fusiles al hombro para no crear sospechas.

Mientras en el castillo, el juez entró en la sala junto al fiscal. Golpeó con la maza e hizo callar a los presentes.

-Se abre la sesión en la caso del Reino de Ventormenta contra lady Chantalle Leproux. Fiscal, proceda con la acusación.
-La fiscalía ventormentina, tras una minuciosa investigación por parte de la milicia del reino, ha decidido demandar a lady Chantalle Leproux por la culpabilidad del asesinato de Thedya Hurley. 
-¿Cómo se declara la acusada?
-Inocente. -vociferó Adalberth colocándose de pie en ese momento.
-Solicito a la defensa que exponga sus peticiones, antes de proceder con el juicio.
-Mi señoría, ciñéndome a las leyes del reino y ante el acuerdo de matrimonio de lady Leproux, con el decimoquinto Lord Almirante de la patria, Giordano Lévi, solicito que lady Leproux sea juzgada bajo criterio y jurado militar.
-¿Decimoquinto Lord Almirante? ¡Ja! ¡Yo lo llamaría Primer Traidor de la patria! -vociferó un noble desde su butaca.
-¡Orden!
-Protesto, señoría. -dijo el fiscal- Lady Leproux no pertenece ni ha pertenecido a la armada ni a ningún arma del ejercito, esa petición es absurda.
-Se acepta la protesta, el juicio procederá bajo jurado nobiliario. Fiscal Hudson, proceda con su acusación.
-Muy señores míos del jurado, nos hayamos hoy ante una desgracia atroz, como si no tuviéramos bastante con el encrudecimiento de la guerra contra la Horda de Garrosh, vemos como un despreciable miembro de nuestra virtuosa Alianza ha sido capaz de asesinar vilmente a un igual y miembro de la sagrada Iglesia de la Luz.
-¡Protesto, señoría! ¡El señor Hudson está dando por hecho la culpabilidad no demostrada de mi representada, solicito la retractación de las afirmaciones!
-Solo narro los hechos, señoría. -se defendió el fiscal.
-Se admite la protesta, señor Hudson continúe con su acusación de forma hipotética.
-Como iba diciendo, la presunta asesina apuñaló tres veces el abdomen de la sacerdotisa, llevándole a la muerte.

Frederic afinó sus felinas orejas y arañó un poco los zapatos de Thilane para que se agachara.
-El fiscal está metido en esto...
-¿Porqué lo dices? -dijo Thilane.
-En el informe que pude acceder solo figuraba que fue apuñalada en el abdomen con un puñal serpentino... no especificaba las tres incisiones.
-Debemos hacer que Adalberth lo sepa.
Thilane escribió una nota y se la dio a Frederic para que se la entregase, pero la multitud estaba tranquila y el hecho no pasaría desapercibido. Entonces rasgó un pañuelo y lo impregnó de perfume, ayudándose de una de las lamparas de la sala le prendió fuego y lo arrojó disimuladamente en la capa de uno de los presentes.

-¡Que alguien traiga agua, mi capa está ardiendo! -vociferó el pobre hombre que le habían prendido fuego a su capa, armándose un gran jaleo que Frederic supo aprovechar para entregar la nota.
No tardó en apaciguarse de nuevo la multitud y continuar el juicio.

-Señor Hudson, veo que conoce usted bien los hechos. -comenzó a recitar Adalberth- ¿Vio usted el cadáver? 
-No, señor Selwyn, no lo vi. -la ceja del fiscal comenzó a temblar un poco.
-Entonces, deseo que conste en acta que el dato de las tres puñaladas es una invención del fiscal y su burda estrategia, ya que no figura en el informe del forense.

En la sala se creo un revuelo y Hudson comenzó a sudar.

-Señoría, solicito que declare lady Leproux. -dijo rotunda y secamente Hudson.
-Adelante.
-¿Y bien? -Chantalle se puso de pie a la espera de que la interrogara.
-¿Dónde estaba usted en el día de los hechos?
-No sabría decirle con exactitud, me encontraba de viaje, quizás en Dalaran o Pandaria...
-¿Y que hacía allí? -la pregunta pareció acrecentar el interés de dos encapuchados que estaban en la sala, el ángulo de visión de Thilane le impedía verles el rostro.
-Pues... -miró a Adalberth sin saber que decirle, no podía desvelar la existencia del talismán y la orden, para salvarse ella.- me encontraba con mi prometido viendo los hermosos lugares y paisajes de esas tierras...
-¿Pretende que este jurado crea que estuvo en zona de guerra para ver unos paisajes?
-Protesto señoría, los gustos de mi representada y su prometido son cosa suya. -dijo Adalberth mientras anotaba, sin levantar la cabeza si quiera, con cotidianeidad.
-Se admite.
-Señoría tenemos pruebas de la culpabilidad de lady Leproux, no tenemos testigos visuales del hecho pero si testigos de actos anteriores que vieron a ambas discutir acaloradamente. Es la principal sospechosa y permítame mostrarle otra cosa, aunque no debería dado el honor de esta sala, me gustaría que trajeran el arma del crimen. -el fiscal parecía presionado ante la mirada de los encapuchados y directo en una dirección.- Este fue el puñal con el cual la asesinaron, fijaos en su empuñadura, es una serpiente de plata sobre un mango de sínople, ¡Heráldica de la Casa Selwyn! Además de la presencia de una rosa blanca, la cual tras una investigación pudimos saber que solía comprar lady Chantalle Leproux.
-¡Esto es un ultraje, no solo acusáis a mi representada sino que además me acusáis a mí y a mi casa! ¡Señoría, solicito el aplazamiento del juicio por infamia y difamación!
-¡Vamos, señores del jurado, ahí veis la muestra de la culpabilidad y la incapacidad de defensa que tienen, y no olvidéis el nombre que resuena tras ambos! ¡Ni más ni menos que los Lévi! ¡Ya se la jugó al reino en una ocasión, y ahora trama de nuevo contra el!
-¡Orden! -exclamaba inútilmente el juez.
-¡Quién atenta contra el reino o cualquiera de sus miembros no es más que un traidor! ¡Y quien defiende e incubre a un traidor, también los es! ¡Sea así, Selwyn, Leproux y Lévi por igual! ¡Deben ser juzgados y condenados como traidores! ¡Ellos y todos y cada uno de quienes les apoyan!
-¡Orden! ¡Orden! ¡Letrados y jurado, reúnanse conmigo inmediatamente y dejad este circo!

Mientras el ambiente se relajaba, las partes se reunían con el juez y el jurado tomaba su veredicto. Mientras esto ocurría llegó Marther jadeando.
-¿Qué pasa, qué ocurre?
-Nada bueno, me temo. -contestó Thilane.- El fiscal está pagado, al igual que el juez y han nombrado la palabra traición junto a tres de las casas que forman parte de la orden, solo se han salvado los Doe y creo que porque no tienen conocimiento de que pertenecen.
-Eso es terrible.
-¿Dónde está Giordano?
-Durmiendo entre unos matorrales.
-¿Cómo?
-Pretendía asaltar la sala con un grupo armado...
-Santo cielo, esto cada vez parece más una historia de locos.
-¿Por qué han metido a Selwyn y Lévi?
-Lévi tiene un gran título pero el pasado le pasa factura y Selwyn parece que ha sido mediante una trampa bien preparada.
-¿Quién podría estar detrás de todo esto?
-No lo se, pero la orden ha perdido la inmunidad diplomática y el protectorado nobiliario si hayan culpable a los nombrados...
-Entonces esto nos incumbe a todos.

Mientras hablaban, los dos encapuchados se levantaron y accedieron a la sala del jurado descaradamente.
-¿Cómo? ¿Has visto eso? -decía Thilane muy sorprendida.
-Tenemos que atraparles, están metidos seguro.
-¿Habéis perdido el norte o las chinches os muerden el cerebro? -dijo Frederic desde el suelo.- no podemos hacer nada aquí, nos descubriríamos nosotros, estamos atados de pies y manos viendo como nos ahogamos...

El juez y los letrados salieron en primer lugar, minutos después el jurado, pero no los encapuchados.

-Señores del jurado -dijo el juez- ¿Tenéis ya un veredicto?
-Sí, señoría. De las acusaciones de asesinato y traición a la nación de Ventormenta, consideramos a lady Chantalle Leproux y todos y cada uno de sus complices, culpables.

La sala rugió en gritos, y desde una punta a la otra comenzaban enfrentamientos entre nobles a favor y en contra al igual que comunes. Thilane, Marther y Frederic palidecieron y quedaron ensimismados.